
Cuando el lamento es fresco como una pera
Eran ya las once y seis por mi reloj, cuando le tendieron la alfombra instrumental a Micah P. Hinson con la introducción de The cross that stole this heart away. Entonces, directo desde el camerino y con tos seca, el chico de Tenesee irrumpió bruscamente en la sala, camino al escenario. Bajo un look casual y divertido, pero estudiado y a la moda, se presenta un tipo de talante serio, armado de ironía. Un joven misterioso, de belleza escondida, que acapara al primer segundo la expectación de toda una sala Malandar atestada de público. Micah P. Hinson, de rostro inexpresivo pero con una voz tan profunda como un océano. Comenzaba la hipnosis.
Por 24 Noviembre 2012
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