
Lisbeth Gruwez, el lenguaje hecho cuerpo
Las luces se encienden, y de la nada aparece un cuerpo delgado, andrógino, con camisa blanca y zapatos de charol. Tras asegurarse de que su apariencia es impecable, se ajusta el cuello y avanza hacia el espectador. Su traje, aséptico, permite que la imaginación la vincule con cualquiera. Pero no lo es. Ella es Lisbeth Gruwez, la reputada bailarina, actríz y coreógrafa belga. El Teatro Central acoge su última creación, un monólogo de 45 minutos en los que del discurso y de la danza sólo quedan lexemas.
Por 3 febrero 2013
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