critica pony bravo

Música

Gánate la discografía de Pony Bravo

Esta semana se puso a la venta la edición en Cd de De Palmas y Cacería, el tercer disco de Pony Bravo, que fue estrenado en formato digital hace ya unos meses –mira la crítica que nuestro compañero Diego se marcó sobre este disco– y que tan buenas críticas ha recibido. Para este lanzamiento, nuestros amigos de El Rancho  han unido fuerzas con el sello BCore, para co-editar juntos este trabajo. Para celebrarlo sorteamos entre vosotros una discografía completa. Sigue los pasos y participa.

Por Iram Martinez -

Discos

Pony Bravo. De Palmas y Cacería

Más política y menos metafísica en el tercero de Pony Bravo: En De palmas y cacería (El Rancho 2013) los sevillanos siguen con la escopeta cargada contra el sistema y disparan contra todo lo que se mueve. Profetas de una sevillanía subversiva, sus argumentos trazan líneas paralelas entre las postas del flamenquito turbio del Arenal y la política neoliberal dictada como la nueva farándula. Grabado en La Mina, con Raúl Pérez en los controlesDe palmas y cacería ahonda en los sonidos esquemáticos y las melodías parcheadas de los discos anteriores pero también se permite ironizar y reventar otros estilos musicales incluida la pachanga más noise, la música árabe y los ritmos afrocubanos; todo cabe. Nueve temas que constituyen un tratado urgente de males contemporáneos. 

Por Diego A. Vicente -

Crónica

Crónica y fotos: Pony Bravo en el Central

Pony Bravo es un grupo raro que hace música raraComo la otra gran banda rara de Sevilla -Las Buenas Noches-, los Pony hacen una música casi inédita en la ciudad. Con dos discos en su haber: ‘Si Bajo De Espalda No Me Da Miedo Y Otras Historias’ (2008) y el más reciente ‘Un Gramo De Fe’ (2010) han creado toda una iconografía pop con Sevilla como referencia fundamental y son artífices de un sonido que es casi un estilo propio. Con la mascota de la Expo ’92 Curro como espectador de excepción, Pony Bravo ofrecieron un recital para celebrar el vigésimo aniversario del Teatro Central.

Por Diego A. Vicente -