Arriesgar es ganar y Albert Pla gana al Miedo
Por 28 abril 2018
Albert Pla lo ha vuelto a hacer y no, no vamos a hablar de su libro, tan en boca de todos en estos días, sino de su nuevo espectáculo que está hasta ese 6 de mayo en el Nuevo Apolo de Madrid y que no deberías perderte.
‘Miedo’ se mente en las entrañas de cada uno de los espectadores. Porque -seamos sinceros, todos tenemos miedos. Desde la más tierna infancia, durante el desarrollo, en la juventud, en la madurez… Miedo a la oscuridad, a lo desconocido, a quedarte sin trabajo, a estar perdido, a que de dejen solo, miedo a decepcionar a otros, a enfrentarte a tus propios miedos… No hay miedo que se deje sin tocar Pla en esta puesta en escena innovadora e impecable. Por eso, cuando algo es común a todos es más fácil meterse en sus cabezas.
Cuando uno llega al teatro no se espera encontrarse con el montaje que ha preparado Albert Pla junto con el estudio “Nueveojos”, el dúo artístico “Mondongo” y Raül Refree, quien se ha encargado de la música del espectáculo. Este monólogo que se mete en tu cabeza al mismo tiempo que tú te metes en él.
El Mapping de Nueveojos consigue que Pla quede dentro de una linterna mágica tridimensional que se apodera de todo el escenario. El de Sabadell, en un alarde de coordinación e interpretación, viaja por distintos mundos cada uno más aterrador que el anterior. Una variedad con la que es imposible no sentirse identificado. Personalmente el mundo del ‘hamparte’ es el que más angustia me dio.
Fiel a su estilo, Albert Pla reparte estopa a diestro y siniestro. Con la hilarante ironía que lo caracteriza puede conseguir que el tierno ratoncito Pérez se convierta en un engendro macabro; que el discurso de una madre a su hijo moribundo se transforme en un monólogo aterradoramente divertido o que ver arder un circo resulte todo un alivio.
Arriesgar es ganar. Y con Miedo todo el equipo detrás del proyecto se ha convertido en un caballo ganador. Este espectáculo nos muestra las infinitas posibilidades que nos da la tecnología del vídeo -siempre que se ponga en buenas manos-; cómo una persona puede llenar ella sola un escenario entero y que los musicales no tienen por que ser una moñería constante llena de gente en mallas de colores.
Si el miedo pasa por tu ciudad míralo a los ojos, enfréntate a él, siéntate en la butaca y disfruta. Ah y canta, canta, no dejes de cantar. Si dejas de cantar te mo-ri-rás.