Julio de la Rosa: «Girar no te ayuda a crecer ni como persona ni como artista»

Por Nuria Sanchez

Julio de la Rosa

Julio de la Rosa ha creado un disco precioso con el que poder celebrar casi cualquier cosa que nos pase. Hoy se celebra todo (Ernieproducciones2017) nace de la tranquilidad y la distancia, de la perspectiva, de la revisión y de conceder tiempo a las canciones que le dan vida. En ello ha jugado un papel importante la manera y el entorno de creación. Nos encontramos con un trabajo que es el tercer ángulo de una trilogía y, en este sentido, más luminoso, y honesto y sincero, que celebra lo malo y lo bueno, la muerte y la vida, hasta las rupturas; un disco optimista para muchos corazones (como el suyo) que, empujados por todo lo que les sucede, siempre siguen adelante. Novelas, discos, bandas sonoras y un Goya definen la carrera de un artista que, con su obra, se libera de todo lo que le pesa para seguir caminando hacia delante. Hemos hablado (por teléfono) con Julio de la Rosa y queríamos que lo supierais.

RW: Todos tenemos un camino. ¿Cómo ha sido el tuyo?
Julio de la Rosa: ¡Joder, es una pregunta bien amplia, eh! (risas), con esta sólo podríamos pasar toda la tarde. Mi camino en la música ha tenido de todo. Yo soy el menor de cuatro hermanos y todos los demás se dedicaron a la música. De hecho, siguen dentro de otros aspectos de la música. Cuando tenía seis años le robaba los discos a mis hermanos y me colaba en sus habitaciones. Con seis años escuchaba discos no propicios para niños de seis años. Como también tenían grupos, les robaba los instrumentos, me llevaba sus baquetas al cole, le pedía que me enseñaran a tocar los instrumentos (aunque ellos me contestaran que no, que eso era muy difícil para mí). Supongo que esa fue mi escuela.

La cuestión es que, bueno, llega un momento (a una edad) en el que uno lo que quiere hacer es música y de entrada no fue muy bien visto por mis padres porque era como «¡OTRO!», ¡otro niño que se nos quiere hacer músico… No, por Dios, más no! Aproveché que me dieron una beca y me fui a Sevilla a la universidad a estudiar Comunicación Audiovisual. Después compaginé los estudios con la música y, de ese modo, fui haciendo discos y fui haciendo amigos y compañeros que luego terminaron dedicándose al cine. Así se me juntaron esos dos mundos, que eran los que más me gustaban, el cine y la música. Acabé haciendo bandas sonoras.

Ha sido un camino difícil por un lado porque me he visto muchas veces (cuando eres tan cabezón que quieres dedicarte a algo que no está dentro de lo bien visto en ciertos círculos o que se supone que no es una profesión muy segura – aunque actualmente ninguna lo sea) lidiando y empeñándome en hacer lo que quise: he tenido que echarme muchas veces la guitarra al maletero del coche para recorrerme todos los garitos de la Península, o me quedaba sin dinero y tenía que pedir trabajar en el videoclub (era el que alquilaba las películas), he hecho muchas cosas pero siempre con la música por delante. Al final lo conseguí.

¿Madrid sigue siendo el epicentro de la música? Te fuiste a la capital para continuar con tu trabajo musical ¿Crees que si no hubieses salido de Jerez hoy serías el mismo Julio de la Rosa?
No cabe duda de que es el epicentro industrial. Lo cual no quita que se pueda uno dedicar al arte fuera de Madrid. Yo vivo en la sierra y Alberto hace películas en Sevilla. Está demostrado que hay muchísima gente que no vive en Madrid y vive del arte, así que supongo que esta empíricamente demostrado que no es necesario ir a Madrid, aunque dependiendo de las situaciones y de las personas Madrid ayuda.

Desde el 95 en esto de la música, hasta que llega el 2002 y comienzas a caminar solo. ¿Cómo te has sentido dentro de la industria? La industria de la música y todo lo que en ella convive, ¿crees que es un lugar querido, en realidad, por los músicos?
A ver, hay de todo, como supongo que en todos los mundos. Te encuentras absolutamente de todo. Te encuentras gente maravillosa y te encuentras gente deleznable, la verdad. Por lo que me cuentan mis amigos abogados o mis amigos ingenieros, es un poco similar todo. Cualquier carrera es complicada y, a la vez, da muchas alegrías. Sé que estoy diciendo cosas demasiado generales, pero es que realmente es un poco así. Concretamente la música independiente comenzó siendo muy pequeñita en el 95. Luego había muy poco margen para hacer cosas que no fueran estrictamente comerciales, eso sin duda. Afortunadamente, durante todos estos años, esa industria independiente y alternativa ha ido creciendo y se ha convertido en una industria que también genera dinero. De hecho ya vemos cómo los supuestos grupos independientes funcionan como mainstream y creo que incluso, indudablemente, a mucha gente que pretende hacer música comercial le va peor que a los que hacen supuesta música independiente.

Quiero hablar de Hoy se celebra todo. ¿Este podría ser el álbum más optimista, e incluso por momentos luminoso, de Julio de la Rosa?
No lo sé, la verdad. Pero lo que sí que veo es que es un disco que celebra (como su propio nombre indica) lo bueno y también lo malo, así que en ese sentido sí que es más luminoso porque está tomando una apuesta, está definiéndose para apostar por quedarse con algo. En este sentido lo positivo de todo lo que te pueda suceder que te empuje hacia delante y no hacia atrás.

Creo que sigue siendo un disco, además de emotivo, honesto y expresivo. Pero me detengo en lo emotivo. ¿Es para ti la más emotiva «Malapascua» (que habla de ese amigo que se te fue). 
Sin duda la primera, sí, por la temática de un amigo fallecido. Obviamente es difícil y me costó encontrar el punto de vista desde el que escribir a un amigo que ha muerto. Y me costó incluso cantarla, llegaba un momento en que se me apretaba la garganta de las ganas de llorar, tuve que hacer muchas tomas para poder cantar esa canción, y mira que es sencillita de voz.

Me quedo con una frase tuya que dice: «De ti depende celebrar, y de ti depende qué celebras». La creo apropiada para la vida en general. ¿Has celebrado mucho en la vida, ya sea lo bueno como lo malo? ¿Es importante para ti celebrar?
Supongo que sí he celebrado mucho. Me gusta saborear, al fin y al cabo, y cuando te gusta saborear aprovechas esos momentos de disfrute para darle una importancia porque, en definitiva, son motores que te ayudan a continuar. Comparto la vida con una chica de Valencia y a mí me hace mucha gracia cómo los valencianos celebran absolutamente todo, me parece envidiable, supongo que eso tiene que ver con el título del disco. Creo que pasan más tiempo celebrando que haciendo cualquier otra cosa. Me gusta esa actitud ante la vida.

Julio de la Rosa
Julio de la Rosa

Va al hilo de esto. En esa entrevista también dices que en función de lo que celebres, serás una persona u otra. Como persona, ¿cómo te definirías?
Me considero una persona optimista. Si te fijas, las cosas negativas que puedan existir en mi obra son cosas que no puedo soportar tenerlas encima. Mucha gente piensa que la obra de un creador se relaciona con su personalidad cuando yo creo que es totalmente lo contrario: tú lo que haces es liberarte de lo que te pesa para poder seguir caminando como una rosa. Es un poco como el tema de los colores, ¿sabes?: nada es del color que lo vemos, una estantería azul es precisamente de cualquier color menos del azul porque el azul es el color que refleja (por eso lo vemos azul), pero el azul es el único color que no pertenece a ese objeto. En ese sentido, creo que con este tema sucede un poco lo mismo, al menos en mi caso.

Hoy se celebra todo. El título del disco, dices, habla del pensamiento socio-político-filosófico del autor sobre la situación mundial en un momento dado, que creo que de alguna manera tiene mucho que ver con cómo una persona en concreto se comporta, como lo vive, como se siente, o como responde ante él en un momento dado. Ha sido un disco cocinado con calma, desde tu casa, tranquilamente. ¿Qué sentiste cuando lo acabaste? ¿Cómo fue ese momento?
Espera, voy a pensar qué sentí, que no me acuerdo (risas). Supongo que dije: «ya está, ya lo he hecho». Ya lo he hecho y creo que ya lo puedo enseñar. Lo que sin duda hice fue macerarlo bastante y tenerlo ahí, soltarlo, dejarlo, pillar distancias con los temas, olvidarme de ellos para volver a ellos y mirarlos con ojos frescos. No sé muy bien qué sentí, pero ya te digo que actualmente no es el tipo de cosas que celebro.

No es muy normal que un músico hoy saque disco y que no le siga a la publicación del mismo la consecuente gira. ¿Por qué no vas a girar con Hoy se celebra todo?
Antiguamente, esto se hacía más, cuando la industria musical daba más dinero fue algo que se podían permitir más músicos. Yo me lo he permitido en esta ocasión básicamente porque puedo y, sobre todo, porque no me apetece. Es algo que llevo haciendo 25 años y las giras son agotadoras, destrozan demasiadas neuronas y llega un momento en que girar no aporta demasiado a tu persona, no te ayuda a crecer ni como persona ni como artista, llegados a cierto punto se convierte en algo monótono, repetitivo y agotador. Este disco lo hice sabiendo que no lo iba a tocar en directo y gracias a eso he podido experimentar y divertirme más jugando con las canciones, he hecho cosas que no hubiera podido hacer si este disco lo hubiera creado para el directo. Todo ha ido unido: las ganas de hacer un disco sin la limitación de una banda de directo y las ganas de probar nuevos caminos musicales y meterme en jardines en los que no te puedes meter. Hoy se celebra todo lo he hecho al modo en que hago las bandas sonoras.

Como creo que las que diferencias entre los trabajos de un músico hablan mucho de las diferencias que experimenta el propio músico en su vida: ¿en qué ha cambiado Julio de la Rosa, si ha cambiado en algo?
Me gustaría aclarar que no soy un profesional, espero nunca llegar a serlo. Pero lo que creo es que hago las cosas desde el lugar en el que estaba hacia delante. Siempre sigues siendo el mismo, nadie puede escapar de sí mismo, aunque el tiempo te pueda suavizar o te pueda embrutecer, siempre uno seguirá siendo dentro de lo que uno es. Rara vez alguien suele cambiar radicalmente. Puedes evolucionar, pero no cambiar. Creo que ha cambiado mi perspectiva a la hora de afrontar las cosas… [Haces preguntas muy curiosas, más para pensar con un café más en el cuerpo].

¿Y qué diferencias concretas encuentras entre Hoy se celebra todo y el resto de tus trabajos?
(Risas). Es la misma, pero más concretas (risas). Este es un disco más pausado, desde luego. Es un disco más tranquilo, digamos que no tiene el ruido que generaba (en concreto) la ciudad de Madrid en los anteriores trabajos. Me he ido a vivir a la sierra y no sé si será el silencio, la tranquilidad o la distancia que se coge aquí sobre las cosas verdaderamente importantes que te permiten tener la cabeza más limpia, con menos estupideces y con menos inseguridades (supongo) encima, y eso creo que me ha permitido quitarme de encima una serie de cosas que no necesito en mi vida. Eso ha generado que el disco transmita una cierta paz que no había en los anteriores.

Leyendo por ahí tus respuestas en otras entrevistas me encuentro con que dices que en este último disco «Abandonabas las canciones, te ponías a trabajar en una banda sonora de una película y después volvías», cosa que dices que te ha ayudado a coger perspectivas de las canciones para que ellas fueran yendo por donde quisieran y no por donde tú te plantearas llevarlas. ¿Puede una canción entonces descubrirte cosas de ti que ni siquiera tú conocías?
Sí, por supuesto, de hecho creo que es uno de los motivos por el que lo que hacemos este tipo de cosas seguimos haciéndolas; hasta que lo que tienes en la cabeza no se convierte en objeto, en este caso canción, no te das cuenta de que lo tenías encima. Es una terapia cojonuda.

¿Te consideras un creador hiperactivo? No has parado. Novelas, discos, bandas sonoras, Goya…
No especialmente, pero es que me gusta mucho todo lo que hago. Lo paso muy bien haciéndolo. Yo no relaciono hiperactividad incluso con estar de vacaciones y estar creando. Esa paz que te dan las vacaciones también se puede disfrutar de ese modo. Hay gente que lo puede aprovechar jugando al ajedrez y a mí me entretiene y me divierte hacer cosas que luego se convierten en objetos culturales.

Un tema recurrente en tus discos es el amor. ¿Qué es para Julio de la Rosa el amor?
Es una bella manera de hacer la vida y de andar por aquí. Y también un motor.

Abro paréntesis: ¿Cómo está yendo Wendy y la bañera de los agujeros negros?
Bien, parece que está funcionando bien. Los amigos de la editorial Aristas Martínez se mueven de puta madre y lo han colocado en muchos sitios. No voy a vivir actualmente de ello pero sí que está funcionando relativamente bien.

Tu dilatada carrera creando bandas sonoras. Has estado nominado tres veces y has ganado un Goya. Cuando comenzaste a bordar bandas sonoras y a recibir algún galardón por ellas, ¿fue algo que te hubieras esperado previamente?
Sinceramente, nunca, con nada de lo que he hecho en mi vida, he pensado en el premio posterior, de hecho siempre me negué a presentarme a concursos, jamás me presentaba a ninguno, sobre todo cuando empiezas es algo que se suele hacer mucho (y está muy bien que la gente lo haga), pero yo nunca quise participar de ello porque creo que mi intención no va por ahí, es más una necesidad de expresión, no de llegar a ninguna parte ni a que me premien por ello. Los Goya y otro premio que me han dado no han venido porque me haya presentado, son cosas que haces y hay gente que reconoce tu trabajo y te quiere dar un premio. Eso me parece muy bonito.

¿Vives igual una banda sonora que una canción al uso?
No, componer una canción te enfrentes solito al folio en blanco y en una película ese sufrimiento ya lo ha tenido que pasar el guionista. Al hacer bandas sonoras yo soy casi el último que participa: ya han hecho su trabajo actores, dirección, arte, todo el mundo, tú eres el último en participar, tienes que tener siempre en cuenta el trabajo de los demás. Sobre el guión puedes pensar, pero hasta que no has visto el punto de vista de los demás sobre ese guión no me pongo nunca a componer. El proceso es muy distinto al de una canción, que eres tú solo enfrentándote a todo.

¿Cómo recuerdas esa primera banda sonora? fue con 7 Vírgenes, la segunda película que firmaría Alberto Rodríguez (con quien compartiste facultad). ¿Cómo fueron esos años?
A Alberto ni siquiera le conocí en la facultad, fue a través de un amigo en común en la Alameda de Hércules un día tomando cervezas. Sí que compartí clase con la que actualmente es su mujer, Manuela, y con parte de su equipo, con su ayudante de dirección y con otros. Tomando cervezas en La Alameda, como te decía, en un momento dado Alberto me dijo que le pusiera música a la siguiente película que estaba preparando, que era 7 Vírgenes. Era algo que nunca me había planteado, hacer música para películas.

De 7 Vírgenes a La Peste. Para muchos ha sido una joya, para otros una diana de críticas alrededor del acento. ¿Qué te parece a ti todo este debate?
Me abstengo de opinar, no me parece un debate pertinente para opinar sobre ello. Me da exactamente igual, la verdad. No me voy a pronunciar.