SEFF 17, Primeras impresiones

Por Mara Miniver

Estamos ya en el ecuador del SEFF 17 y, según el material visto, podemos decir que va cumpliendo de sobra con las expectativas albergadas. He aquí las primeras impresiones:

Hay este año mucho amor homosexual por las salas. Enarbola la bandera Tierra de Dios, la ganadora del premio a mejor director en el Festival de Sundance, con muy buena acogida por el público. Tenemos dos pastores que se atraen, las verdes praderas y una caravana, no comparar con Brokeback Mountain se hace imposible, pero Francis Lee no tiene la mano de Ang Lee (se ve que solo comparten apellido) y claro, no es lo mismo. Menos emotiva y más común que su predecesora, Tierra de Dios se ve bien teniendo en cuenta que si cambiases a uno de los pastores por una pastora te queda una historia bastante manida. Menos vista y mejor hilada está The Constitution, que ha arrancado muchos aplausos, en opinión de la que escribe muy merecidos. Una paliza a un transexual provocará que éste comience a relacionarse con sus vecinos, originándose una interesada reciprocidad, para la cual tendrán ambos que enfrentarse a sus propios prejuicios. Un mensaje sobre la tolerancia salpicado con mucho humor.

Escena de ‘The Constitution’

Y el humor, pero algo más absurdo, también se hizo presente con Self Criticism of a Bourgeois Dog y tuvimos a Julian Radlmaier, su director y protagonista, para defenderlo en la sala. Es Julian (en la película) una suerte de Woody Allen a lo germano, que encarna el torpe “todo por la chica” y que en ese todo, como en la más lejana Bananas, entra un básico de la seducción: el revolucionario. Una simpática cinta que demuestra que se puede hacer mucho con poco dinero.

La adolescencia irrumpe con fuerza con Ava, Corazón Puro o Sarah Plays a Werewolf.

Ava será probablemente una de las mejores impresiones que nos llevemos de la sección Nuevas Olas, por su frescura y su originalidad. En Corazón Puro Roberto de Paolis pone muchos temas en la mesa tras la clásica atracción niña buena/chico malo, y sale bien parado. Sarah plays a werewolf aporta poco más de lo que prometía su sinopsis, que ya de por sí lo cuenta casi todo, menos un final que se narra con cierta torpeza. El lado opuesto, el de la madurez, también arroja buenas historias, la directora Valeska Grisebach revisa el género en Western, con uno de los elencos más feos vistos en la gran pantalla, logrando sin embargo una historia provista de cierta belleza. Requiem for Mrs. J merecería la pena solamente por ver de nuevo a Mirjana Karanovic –que en esta película lo es todo–, pero además este réquiem ofrece ternura y algún que otro chiste. Los últimos días de Christa Päffgen, más conocida como Nico, conforman el biopic Nico, 1988, género un tanto reiterativo, pero que aquí aprueba holgadamente gracias a cierto tono poético y a la interpretación de Tryne Dyrholm.

Y terminamos con lo que es, probablemente, lo mejor que hemos visto estos días por el festival: The Square y Les Gardiennes. La primera, con diferente acogida, ha dividido al público entre los partidarios del mono y los que no. En cualquier caso, Ruben Östlund vuelve a ser incisivo, esta vez sobre el arte, lo socialmente aceptado, la libertad y lo verdadero y lo falso, introduciendo al espectador en un cuadrado en el que (al contrario de lo se que predica en el filme) no se sentirá ni seguro ni confiado. La segunda, Les Gardiennes, es una bella historia sobre la guerra en la retaguardia, un melodrama épico tejido por mujeres al que le viene que ni pintado el ritmo reposado que le impone Xavier Beauvois, y que será, sin duda, una de las joyas que nos llevemos del SEFF este año.