Santiago C. Motorizado: «Para una banda independiente – y no anglosajona, que puede hacer lo que quiera – vivir así es maravilloso»

Por Nuria Sanchez

España siempre les espera, les recibe y, después, les añora, un bucle infinito. Él mató a un policía motorizado regresa a nuestro país por sexta vez tras publicar discazo. La Síntesis O’Konor significa un paso adelante en la carrera de los argentinos y el público ya no quiere perderse detalle de su directo. Otro camino por recorrer es el protagonista de una nueva etapa que se presenta un tanto diferente y que promete grandes momentos en su calendario. Más de diez años han pasado desde que los de La Plata decidieran dar – de forma independiente – vida a sus canciones. Hoy, reconocen – aunque se lea como socorrido cliché –  el entusiasmo de los comienzos como acelerador principal. Hemos hablado con su vocalista, Santiago Motorizado, un día antes de la cita que tienen con Sevilla. El próximo sábado 26 SALA X cantará con la memoria. 

Revista ¡WEGO!: Volvéis a España, un país que os recibe por sexta vez. Habladme de su gente, de cómo ha caído vuestra música en su público hasta este momento y de por qué siempre vuestras giras tienen parada obligatoria en nuestro país.
Santiago Motorizado: Sí, nos hace felices que desde hace años España sea una parada obligada en nuestra gira. Cuando empezamos era algo un poco imposible, como difícil, aunque tuviésemos esa meta, ese sueño de tocar en Europa y salir a cualquier lado, siempre nos pareció como algo muy lejano. En España siempre había música que nos gustaba, y luego estaba el hecho de que hablábamos el mismo idioma. Todo comenzó en aquella gira del 2010, que arrancamos tocando en el Primavera Sound y, a partir de ahí, salieron otros bolos, fue mágico. Fue mágico ver cómo la gente conocía la banda a pesar de que nuestras canciones no sonaran en la radio ni de que nuestro trabajo no estuviera editado en España (la magia de Internet tuvo parte de culpa, había generado algo). Ya en esa primera gira, que la recordamos con mucho cariño porque fue muy prolija pero muy divertida, todo fue muy especial. La verdad que ahora, con los años, se fue generando mucha más conexión. Esta última gira que estamos viviendo ya lleva varias noches con todas las entradas vendidas, con mucha gente cantando nuestro nuevo disco – que salió, encima, hace muy poco -. Estamos muy felices de estar de nuevo acá y esperamos que este cariño mutuo que tenemos con España no termine nunca, o termine – no sé – después de muertos.

Qué paradas ha tenido esta ruta – tan esperada y aclamada – por nuestro país. Nos damos cuenta de cuánta peña os esperaba. Muchas ciudades ya os han recibido. ¿Hubo nervios?
Estuvimos en el Sonorama (fue la primera presentación). Después tocamos en León, en Oviedo, luego fuimos al V de Valarés en La Coruña, en Donostia en la Sala Dabadaba. Ahora, este fin de semana, Granada y Sevicha y lo último que queda es Valencia y Barcelona (AGOTADAS). La verdad que muy bien, en todas las presentaciones hubo mucha gente, repleta de entusiasmo, con ganas de celebrar las nuevas canciones y eso a nosotros nos enloquece. Con el pasar de la gira – este ya es nuestro sexto viaje por España, la quinta gira, porque en uno de los viajes solamente vinimos a tocar al PortAmérica y nos volvimos – siempre hay un poco de nervios y ansiedad, pero al venir tantas veces uno ya está más tranquilo y lo disfruta más-. Igual siempre yo tengo el nervio de pensar «Bueno, ya pasaron dos años desde la última vez que vinimos, ya se olvidaron de nosotros por completo», pero no fue así, estoy contento.Vinimos directamente de México, estuvimos de gira allí todo julio, ya van casi dos meses de gira. Pasó muy rápido, así que significa que la estuvimos pasando bien.

¿Sentís un vínculo especial con alguna de las citas españolas de esta gira?
Sí, sentimos una conexión especial con varias ciudades. Nos trataron muy bien siempre, aunque en esta gira hubo nuevas paradas, como en Aranda de Duero, en León, en Oviedo. Estuvo bien ver la respuesta que tiene la banda en estos eventos. En Barcelona, en Valencia, en Madrid hemos pasado noches muy intensas (en esta última no hemos podido tocar esta vez, se nos están quejando, pero ya estamos preparando algo para volver pronto y pasar por la Capital). Ahora estamos en Granada, estamos parando en la casa de Jota, de Los Planetas y obviamente con Granada también sentimos esa conexión, un poco mucho por Los Planetas, es una ciudad que nos encanta, que la sentimos parecida a la nuestra… Es una ciudad universitaria, juvenil, y con una escena musical alternativa muy intensa. Eso nos hace pensar mucho en La Plata.

Uno de los motivos que impacientan la espera es este nuevo disco. Todavía está calentito vuestro último trabajo y ya hay gente – dentro de la crítica y entre el público – que se declara fan incondicional de él.
Estamos muy contentos con la devolución que está teniendo el disco y con toda la repercusión que está generando. Todo ha cambiado mucho alrededor de la música: cómo uno puede manifestarse, dónde y cómo escuchar música. La verdad que el disco salió y ese mismo día (gracias a plataformas como Spotify y todo eso) se notó la respuesta. Que un día saquemos un disco y a la mañana siguiente ya esté al alcance de todo el mundo es maravilloso, esto antes no pasaba. Y sobre todo no le pasaba a una banda independiente como la nuestra, una banda auto-gestionada. Vivir un lanzamiento con tanta intensidad en nuestro caso no existió nunca a ese nivel. Está buenísimo, ver todo lo que va pasando es bonito y divertido (sonrisa). Salió y esa misma noche arrancamos una serie de presentaciones en Buenos Aires: cuatro citas seguidas. Allá la gente ya cantaba las canciones como si hubiesen salido hace meses. Era demasiado. Nosotros solamente felices de la vida. Después de esas cuatro noches salimos de gira, estuvimos en Costa Rica, en una plaza al aire libre con miles de personas, donde la respuesta a las canciones nuevas fue una celebración. Lo mismo en México, mucha gente, más de la que esperábamos, porque tocamos en ciudades a las que nunca habíamos ido. Hemos celebrado mucho las nuevas canciones en lo que va de gira. Es un poco increíble, lo describo con mucho entusiasmo. Es muy loco sacar un disco e, inmediatamente, hacer giras. Con el disco recién salido y que esas giras tengan esta respuesta es como de banda grande. Para una banda independiente – y no anglosajona, que pueden hacer lo que quieran – vivir así es maravilloso.

Muchos ya reconocen en La Síntesis O’Konor una clara evolución de la banda hacia un sonido donde las distorsiones ya no tienen tanta – o ninguna – presencia. El cambio se aprecia si miramos hacia vuestro primer trabajo de nombre homónimo (2004), Él mató a un policía motorizado. La eterna historia entre presente y pasado. ¿A qué responde esta evolución?
Son elecciones. Uno cuando está componiendo, todo el tiempo está eligiendo caminos posibles y, a veces, tiene que elegir entre caminos (buenos los dos). Decidir qué recorrer para darle esa forma definitiva a una pieza musical o a un álbum, esa también es la parte divertida de todo esto. En nuestro primer disco la idea era otra: sonido crudo, mensaje directo. Recuerdo su sesión de voces. Yo, como voz principal, tenía los nervios naturales del vocalista y tenía la obsesión de que la voz no quedara prolija. Me acuerdo de eso porque ahora sí que he querido que quede super prolija (risas). La elección de este disco es otra. No es que reneguemos de aquello otro, nosotros estamos orgullosos de todas nuestras canciones, de todos nuestros discos y de todos nuestros momentos, pero hay cierto lenguaje que uno ya recorrió y tiene ganas de recorrer otros, por el juego este de tener una banda y de hacer esa música que uno siempre soñó. Nuestro caso es muy abierto, hay referencias muy puntuales que nos unieron y nos motivaron a formar esta banda. Creo que al principio eran muy puntuales y – en ese momento, sobre todo en Argentina – todavía más raras que las de ahora. Había una búsqueda puntual de ir por un sonido más sucio y un mensaje directo, «Vamos a hacer la música que nadie hace y le vamos a poner nuestra impronta, pero además la vamos a llevar al extremo en el sentido de que vamos a molestar un poco también», nos decíamos. Con el tiempo, eso fue cambiando, en Argentina se fue ampliando todo el espacio de la música independiente, lo que fue hermoso, nuestro sello creció; a partir de eso, uno, con ese camino recorrido, también quiere recorrer otras cosas. Fuimos acumulando mucha información y nos pareció un buen momento para elegir nuevos caminos. El disco representa este momento de la banda.

En términos generales, ¿cómo entendéis la evolución del sonido? ¿Es necesario – o positivo – evolucionar ? ¿Qué porcentaje de evolución tiene hoy el ADN de Él mató?
Creo que hay una evolución en la música porque comenzamos a hacer cosas que nunca habíamos hecho, entonces estaban fuera de nuestra zona de confort. Empezamos a tomar nuevos caminos, tuvimos que aprender a hacer cosas para llegar a esos objetivos que nos planteábamos, que eran por otra parte novedosos. Había una dificultad ahí que sortear. Lo hicimos con mucho placer. Eso lo veo como una evolución, de correr el eje, de tomar riesgos. Pero en sí, en la música y todo lo que tenga que ver con ella, no diría que una música más compleja, prolija, trabajada, con más detalles sea la evolución de otra más cruda o más directa. No me gusta verlo de esa manera. Nuestra experiencia habla de salir de la zona de confort. Ese ejercicio está presente, pero después, a nivel artístico, son elecciones que nos llevan a abordar lenguajes desconocidos y a vivir el vértigo y el desafío que ello conlleva.

“Esta vez voy a hacer lo que yo quiero hacer, esta vez voy a hacer lo inesperado” podemos escuchar entre las nuevas letras. ¿Auténticas declaraciones de intenciones?
Me gusta cómo quedó esa frase, además la canción no tenía esa parte, la creamos en el último momento, ese puente entre los dos estribillos finales. Sirve un poco como declaración, sí (risas).

Esta evolución tiene consecuencias – incuestionables – en el directo. Cómo van a ser los directos – o cómo están siendo ya – de La Síntesis O’Konor.
Cuando encaramos La Dinastía Scorpio la idea era hacer un disco que captara la esencia de la banda en vivo pero grabado en un buen estudio. La novedad era que lo grabamos en un estudio mítico de Buenos Aires (abandonamos los estudios caseros donde habíamos grabado los trabajos anteriores) para pasar a otro nivel de técnica. Cuando planificamos la producción nos dijimos «Toquemos todos juntos en la sala, captemos esa esencia del directo, pero con otra potencia (fidelidad en el audio)». Acá fue diferente, fue un trabajo más de laboratorio, de los detalles hacia el todo, un trabajo muy intenso que nos llevó varios meses. Cuando lo planteamos dijimos «Primero pensemos en las canciones, después veremos qué pasará con el show en vivo, si hay que adaptar las canciones para poder llevarlas al directo o no». Incorporamos un percusionista porque, aunque siempre hubo percusiones en la banda, nunca con este nivel de protagonismo, así que nos pareció fundamental. Chatrán Chatrán se luce increíble, se ha adaptado fácilmente. Adaptar las canciones al vivo ha sido una tarea bonita, estamos contentos con el resultado.

©Hernán Btesh // Él mató a un policía motorizado en el Sonorama

El disco se ha grabado en un estudio del desierto texano. Cómo fue la experiencia y cómo la recordaréis con el tiempo.
Lo recuerdo de la mejor manera, fueron días que estuvieron buenísimos. Tenía un poco de miedo, nunca habíamos estado encerrados todo un mes en un lugar grabando un disco; esa experiencia no la habíamos vivido ni en una casa quinta alquilada ni nada similar. Fue espectacular, lo disfrutamos un montón, el lugar era muy cómodo, no sólo la técnica era espectacular (la consola y todos los componentes), sino que tenía ese clima de casa de campo, con un ambiente muy relajado. Además, el estudio era para nosotros cien por cien. Se desarrolló todo en medio del desierto, en un complejo, no había espacio para distracciones, estábamos concentrados en el disco (era la idea). Ese clima nos ayuda, siempre fuimos muy del estudio casero, concentrados en nuestras sintonías… Cuando grabamos allá en Buenos Aires también hubo de eso, el dueño que te alquila el estudio desaparece y vuelve al final a cobrar y ya está.

Decís, incluso, que algunas de las letras fueron finiquitadas en este paraje.
Sí, yo llegué con algunas letras sin terminar, lo cual espero no vuelva a suceder porque me generó ahí un estrés… Nunca me había pasado, llegar al momento final sin letras. Pero bueno, ese vértigo final parece que me ayudó para terminarlas.

Las canciones de Violencia no tuvieron cabida en lo nuevo. ¿Qué hace a Violencia diferente? ¿Es Violencia – quizás – el fin de una etapa?
Yo tenía un montón de canciones, hice una lista para ver cuáles les iba a enseñar a los chicos. Había algunas canciones que no entraban tanto en la sintonía de lo nuevo, pero que nos gustaban, eran «Violencia» y «Baile de la colina». Al final, dijimos «Saquémoslas, hagamos un EP con estas canciones y después continuemos con La Síntesis. Quedó como una especie de intermedio, puede ser que sea como el fin de una etapa. La primera mitad del EP tiene más que ver con la línea de La Dinastía y la segunda más con La Síntesis. Me gusta pensar que quedó como una especie de intermedio.

Terminaste las letras y quedó un disco precioso. Para interpretaciones, colores, pero las letras de este nuevo trabajo tienen especial protagonismo. ¿Qué tienen en común todas las canciones? ¿Por qué razón han terminado estos diez cortes conviviendo bajo un mismo álbum?
El plano de las letras es como el que menos controlo. Como que van apareciendo las palabras y estas palabras van creando canciones y listo (risas). Es lo menos planeado, la parte musical, melódica, la parte de la composición lo está más. Sí lo estuvo cuando hicimos la trilogía, que tenía una temática puntual, la cual usamos como disparador y, después, las letras fueron respondiendo a eso. Pero después de eso nos dimos libertad total. Sale un poco lo que voy sintiendo. Cuando escucho el corte final – ¿viste? – como que me alejo un poco de que yo soy el que está escribiendo y empiezo a sorprender. Queda todo como muy melancólico, ¿viste? (¿yo soy tan melancólico, tan aburrido – risas -?), lo veía con pesimismo cuando escuchaba los cortes, pero luego pensé que así estaban saliendo las canciones y que así tenía que ser. Me gusta pensar que soy una persona divertida, que me gusta hacer bromas todo el tiempo, pero no sé si es real esa parte (risas).

Lo instrumental de los temas crea climas de grandeza. ¿Es un disco que suena a esperanzas?
Sí, a veces tiene que ver con eso. Siempre nos gustó jugar con cosas que a priori parecen contrapuestas y al unirlas, genera como una síntesis extraña y novedosa. Músicas motivistas, letras melancólicas. Si me decís vos que parece que genera un halo esperanzador, genial.
A mitad del largo nos encontramos con una canción instrumental que parece reconducir el sentido del disco. Necesaria si atendemos al minuto en que suena.
Por primera vez armaros el orden de los temas pensando en el vinilo. En Argentina la cultura del vinilo murió en los ochenta. Nosotros veníamos a Europa en nuestras primeras giras y veíamos que ya había un resurgimiento del vinilo o que quizá nunca se había ido. No sé bien cómo fue. Nos volvimos muy fanáticos de los vinilos. En Argentina recién ahora está volviendo. Este disco va a estar editado en vinilo en Argentina porque hace muy poco reabrieron algunas fábricas. De ahí ese corte, pensado para que no se excedan los tiempos de cada cara. Como decís vos, es como que el disco ahí tiene un giro. Nos gustaba también un poco el tributo a Pet Sounds, que fue un disco de referencia conceptual durante la composición de La Síntesis.

¿En qué contexto ubicáis hoy a ÉL mató a un policía motorizado?, ¿en qué momento se encuentra después de quince años de carrera?
Estamos como – va a sonar muy cliché – en el mejor momento. Siento que tenemos – lo veo en los chicos – el entusiasmo de siempre, pero ahora con un montón de recursos que antes no teníamos. Cuando uno tiene recursos todo es más fácil a la hora de encarar proyectos nuevos. Ahora podemos llevar a cabo ideas que en otros tiempos parecían imposibles de realizar. Ahora es más sencillo encarar producciones de este tipo, ¿no?, como es ir a grabar a EEUU para una banda como la nuestra. En los comienzos era imposible. Somos hijos de clase trabajadora, muy humilde, nunca nos sobró nada, cuando arrancamos lo hicimos con instrumentos prestados y ahora, por suerte, podemos comprarlos, tenemos varios cada uno. Es algo que nos enloquece, ¿viste? Es como estar en un parque de diversión porque somos conscientes de que fuimos transformando la realidad a nuestro favor para poder vivir, así, estas aventuras extrañas y que a poco son parte de nuestra vida.

¿Cómo ha sido vuestra relación con la industria musical, no sólo argentina, sino internacional? Quince años caminando seguro han dado para un millón de historias. Vuestros discos tienen hoy un peso importante dentro de las listas indies internacionales.

Siempre fuimos independientes. Hemos recibido ofertas por parte de sellos grandes, pero no nos interesaron nunca. Se podría decir que siempre estuvimos a un costado de esa industria. Hablando de industria – claro – como la gran Industria. Porque después creo que industria es todo. Hemos tocado en festivales importantes de todo el mundo. A nosotros lo que nos interesa es seguir haciendo con nuestro arte lo que nosotros queremos, como a nosotros nos gusta y con los tiempos que nosotros mismos nos ponemos. Ese espacio de libertad siempre nos ha definido. Entendemos – obviamente – que hay grandes artistas que también hacen lo que quieren, no me imagino a ningún ejecutivo de la industria diciéndoles lo que tienen que hacer. Nos llegan historias de bandas que son muy importantes que firman con sellos y que se les cortan las posibilidades porque tienen que hacer cosas según ciertas reglas, eso me parece una pesadilla. Cada uno tiene su balanza de prioridades y esas cosas que a nosotros no nos gustan para ellos son cuestiones menores y que en la balanza  – en la suya – pesan otras cosas que te proporciona la industria a nivel – por ejemplo – de difusión y promoción. Para nosotros es divertida esta aventura loca y extraña que nos lleva a enseñar nuestras canciones alrededor del mundo. Esperamos seguir así lo máximo que se pueda.

¿Qué me dices si te digo que Chango Santiago Motorizado – o su voz más bien – tiene halos de Caleb Followil, cantante de Kings Of Leon?

El otro leí en Twitter que ponían: «Él mató le roba todo a Kings Of Leon»… Ese tipo de comentarios me divierte, sobre todo cuando son referencias que no tienen nada que ver con nosotros. No escuchamos a ese grupo, yo particularmente habré escuchado una canción, la primera quizás. No conozco más que eso, fotos de ellos quizás, posando tipo modelos (risas). Igual lo que quieren decir es que la voz se parece un poco, perdón por la ignorancia, sí, puede ser que hayan similitudes, aunque no me consta.