Ramón Mirabet: «Lo único que pido es que el concierto en Joy Eslava me sorprenda»
Por 25 mayo 2017
Es sencillo reparar en alguien que camina con otro toque de muñeca. Y ante lo especial cuesta muy poco abrir los ojos. Imaginamos que es de alivio común conocer a personas que no apuestan por la inmediatez que ofrecen ciertos circuitos comerciales y, por el contrario, optan por hacer las cosas de otra manera. Por eso, bravo. En esas nos encontramos con Ramón Mirabet, músico y currante a partes iguales. Ojalá no te suene tanto por haberlo visto en la pequeña pantalla como por su directo a pie de calle europea. Seis años tocando sobre la acera es la aventura que le lleva a reunir dinero suficiente para publicar su primer disco, HappyDays (2013). En medio de la travesía, a los tres años de andadura callejera, termina en Nouvelle Star, el OT francés (de ahí lo de la pequeña pantalla), para – después – decidir continuar con su viaje. Tras muchos meses de aprendizaje, como evolución a su primer largo, nace HOME IS WHERE THE HEART IS, álbum que sigue bajo la producción de Marc Parrot (Grabaciones Silvestres). Cataluña ya es territorio conquistado, ahora quedan kilómetros de carretera en busca de nuevos descubrimientos. La parada más cercana se llama Joy Eslava y tiene la fecha de mañana. Es momento de que Madrid, después de seis meses de ausencia, vuelva a recibirle sobre uno de sus escenarios.
Revista ¡WEGO!: Mañana tienes una cita muy importante en Madrid, todos los que se acerquen a Joy Eslava vivirán el último concierto en la capital. El público madrileño os espera. Cómo van esos preparativos. ¿Qué le pides al directo de mañana para que sea un buen directo?
Ramón Mirabet: Los preparativos van muy bien. Ahora estaba mirando la lista de canciones que hacer. La verdad es que cada concierto tiene su alma, ya se trate de un festival, un auditorio, un teatro, porque al final el concierto lo hace la gente. La experiencia que tenemos con Madrid, donde ya tocamos en noviembre, en la sala BUT, fue brutal. La primera toma de contacto con el publico madrileño fue alucinante. No nos esperábamos ni que nos recibieran así ni tampoco la energía que tenían. Un público que jugaba mucho con el ritmo del concierto, cuando el concierto subía ellos subían, o cuando había un momento de calma ellos también escuchaban. Espero volver a vivir lo que vivimos hace unos meses.
El pasado 10 de noviembre pasabas también por la capital para presentar disco. La sala But fue testigo de ello. ¿Algo que resaltar de aquel directo? Decías en alguna entrevista que ese concierto era muy importante porque podría ser el que te abriera camino para poder tocar por toda España. Medio año después, ¿podría decirse que salió bien la jugada?
Ramón Mirabet: La verdad es que es ahora cuando estamos empezando con el movimiento alrededor del país. La semana que viene nos vamos a Asturias, luego a Galicia; estamos en el Sonorama, en el Arenal Sound; estamos en el Polifonic… Comenzaremos a hacer ahora cosas más importantes. En Cataluña es otra historia, ya llevamos dos, tres años estando arriba, hace poco hicimos SOLDOUT en Razzmatazz, que son 2000 personas. En Barcelona es otro camino, corremos a otra velocidad. Al final es eso, tocas en Madrid, donde no existes, y de repente comienzas a existir. Madrid no has supuesto sacar la cabecita, Madrid es la puerta que nos abre paso a todo el país. Necesitábamos tocar aquí, era como un riesgo que queríamos correr. Salió bien y, a raíz de eso, han salido unos festivales que son importantes y que nos pueden suponer un empujón más para, a lo mejor, el año que viene, hacer más festivales. Imagínate, por el sur no hemos ido nunca.
Cuál sería o es para ti la mayor dificultad a la que se tiene que enfrentar un músico en el intento de darse a conocer si no a gran, a mediana escala. Cómo ha sido tu experiencia por nuestro país en ese sentido.
Ramón Mirabet: En la vida, en general, hay altos y bajos. Pero en según qué profesiones los altibajos aún son más extremos. Hay momentos en los que tienes la sensación de que no avanzas, de que lo que haces no sirve para nada; incluso te planteas si realmente estás escogiendo el camino correcto. Creo que esa es la mayor dificultad y tener paciencia, tomarse un respiro y mirar hacia atrás, ver todo lo que ya has recorrido (que te demuestra que en realidad sí que estás avanzando), darte cuenta de que todo lo que haces siempre suma y, aunque sea poco, va sumando… es importante y fundamental. Es más una lucha interior con uno mismo. Hablo más de una lucha interna para creer en ti, para seguir creando camino, para tener esa energía positiva…
Y esa energía positiva es la que tuviste que sentir cuando publicaste tu primer disco, Happy Days (2013), producido por Marc Parrot en Grabaciones Silvestres.
Ramón Mirabet: Exacto, me sentí muy bien conmigo mismo. Era lo que hablábamos antes. Ese disco me ayudó a seguir creyendo y a continuar con esa buena energía para crear cosas bonitas a mi alrededor. Para mí Happy Days fue el primer disco, financiado por mí mismo, después de pegarme seis años tocando en la calle. Con el dinero de la gente pagué ese disco. Fue una sensación bonita, porque esos seis años en la calle fueron preciosos pero también fueron muy duros. Un periodo en el que viví muchas frustraciones; hubo muchos momentos en que la pérdida de seguridad me llevaron a preguntarme «qué estoy haciendo, tengo veintiséis años, no tengo un duro…», en esos momentos lo veía todo como imposible. Después, pasa el tiempo, y lo consigues. Cuando sacamos el disco fue como tener un hijo. Fue como: ¡GUAU!, ya está.
¿Esos seis años de música callejera vienen después de tu paso por el programa francés?
Ramón Mirabet: Fue a la mitad. Es decir, yo estuve tres años viajando, tocando en la calle y, a raíz de esos tres años, tras muchas coincidencias, acabé en París, en Nouvelle Star, un programa de televisión. Después de este programa y de tocar en el Olympia de París, y de hacer duetos con Katy Perry, entre muchos artistas franceses, decidí que eso no era lo mío y volví a la calle, donde me quedé tres años más tocando. Tres años vendiendo una maqueta con el fin de conseguir dinero para publicar el primer disco.
Una diferencia abismal la que existe entre aparecer en Televisión y actuar a pie de calle, delante de un público que se puede tocar.
Ramón Mirabet: Hay diferencia, sí. En mi caso fue un cambio que necesitaba. A veces, necesitas volver a tus orígenes para volverte a situar. Necesitaba volver a encontrarme y volver a sentirme a gusto con lo que hacía. Lo necesitaba para volver a dar pasos hacia delante; tenía la sensación de estar un poco perdido. La sensación no fue grande, pero fue necesaria.
Volviendo a la tele. Tu paso por el programa francés Nouvelle Star tuvo su correspondiente repercusión en nuestro país. Ramón, imagino que si tu paso por el programa francés tuvo impacto en España, allí tuvo más. Lo tenías todo para emprender camino en territorio francés, ¿por qué no lo hiciste?
Ramón Mirabet: Sencillamente porque cuando acabé y grabé el disco las discográficas aquí en España se interesaron por mi historia. Una historia callejera, de autoproducción… Se interesaron por lo que estaba haciendo. En ese momento para mí fue un regalo, era la oportunidad de empezar de cero. Cuando aparecí en ese programa salté unos escalones que, de golpe, no iba a volver a vivir; el rollo de tocar en una sala y que vengan cien personas, volver al año siguiente y que ya sean quinientas, y volver al cabo de unos meses y que haya mil… El hecho de ir teniendo un público sólido con el paso del tiempo es genial. Un público que escuche lo que haces y no simplemente que atienda al personaje que eres porque sales en televisión. Se me abrió esta puerta de golpe, la oportunidad de empezar de cero para vivir el proceso de esta manera, poco a poco. Decidí romper con todo. También estaba en Francia en un circuito en el que no me sentía muy cómodo, un circo demasiado comercial donde no encajaba según mi forma de ver las cosas.
Músico de padres músicos.
Ramón Mirabet: La música es para todos como nuestra banda sonora. La música es la vida de todo el mundo y todo el mundo la vive desde pequeño de una manera u otra. Tuve la suerte de que mis padres, además, eran músicos; he podido beber desde pequeño de ellos. Al final, lo que escuchas en casa, siempre cala.
Vuelta al presente. HOME IS WHERE THE HEART IS es el segundo disco de tu aventura dentro del mundo de la música. ¿Qué nos cuentas sobre su creación? y, sobre todo, ¿cómo está yendo la etapa posterior a su publicación?
Ramón Mirabet: En Cataluña vivimos nuestra confirmación. Estamos arriba con grupos como Manel, Love of Lesbian, Sidonie… Ha sido la hostia, porque ha ido todo muy rápido. En el resto de España la historia es diferente. Vamos poco a poco, luchando porque a la gente le empiece a sonar nuestro nombre. Hace cuatro años, yo aún estaba tocando en la calle. Para mí el hecho de tocar en un escenario es una experiencia todavía muy nueva. Cuando uno sabe tan poco de todo esto y tiene tan poca experiencia, lo único que hace es aprender. Estoy continuamente aprendiendo e intentando mejorar. La creación del segundo disco ha sido una evolución del primero, de ese momento en el que estaba. Ahora la gira está acabando y damos el último concierto en Madrid, tenemos festivales y – supongo – que hacia octubre, daremos nuestro último concierto en Barcelona. Hay ganas de volver a hacer otro disco.
¿Qué le pides a la noche de mañana en Joy Eslava para poder decir que ha sido un señor directo?
Ramón Mirabet: Sé que va a ser un conciertazo; es lo que estamos haciendo en todos los sitios que visitamos. En los conciertos me lo paso muy bien. Lo único que pido es que el concierto en Joy Eslava me sorprenda. Me gusta que los directos me sorprendan, como la última vez que vinimos a Madrid, que nos regaló una experiencia que no esperábamos. Me gustaría volver a vivir esas emociones, esa energía, y volver a formar parte de esa atmósfera que se creó en la capital.