La Red Van: «Al igual que lo audiovisual, la música también está muy maltratada»
Por 11 febrero 2017
Aquí no daréis con algo nuevo sobre La Red Van. Todos la conocéis. Todos sabéis cómo funciona. En ese sentido, nada de lo que leáis será noticia. O sí, por qué no. En cualquier caso, al grano, que lo que más brilla es el recorrido que les respalda. Un camino que habla por sí solo, curtido en contenidos y – ante todo – necesario en esta lucha de titanes que es la vida profesional. Su kilometraje sonoro es invencible, además de coherente, si hablamos de lo que hacen por la Cultura. Su onda expansiva no tanto, debería ser mejor y crear un mayor impacto. Pero al tiempo. Eso sí, es extraño que algo tan original no haya llegado – ya – todo lo lejos que se merece. Sacan matrícula les mires por donde les mires, son odiosos. Lo hacen perfecto y son muchos los motivos que lo corroboran. Por eso esta entrevista, por lo brillante. Estaba claro desde el principio: cuestionar menos qué hacen y más por qué lo hacen.

Los datos están ahí. Esa furgoneta roja recorre nuestras calles y avenidas para que la Música circule sin tocar el punto muerto. El furgón rojo es parte de todos nosotros, incluso de nuestra esencia, tan partidista a veces, pero nuestra al fin y al cabo. Igual que la Feria y la Semana Santa, igual que El Patio de San Eloy con todos sus montaditos, La Red Van es más nuestra que de nadie. Ojalá los guiris preguntasen por ella como se preguntan por qué Tetuán huele siempre a adobo. La opinión sobre ellos importa no poco, muy poco. El hecho de que hagan lo que hacen ya es suficiente. Dentro de su esencia no caben interpretaciones. Es decir, cómo no resaltar la labor que llevan a cabo. Cómo vivir ajenos a esta movida. Un día pensaron que era urgente hacer algo diferente con la Música. Y lo hicieron. Y acertaron. No tienen pinta de haber pisado carreteras despejadas, de esas caras, de las de peaje en el asfalto. No. Han caminado cómo han podido y con lo que han tenido. Aunque los comienzos son difíciles, la llama del principio está más viva que nunca. Israel García es el responsable de que hoy hablemos de La Red Van y no de Trump. << Nace allá por 2013, si no recuerdo mal. Existe un proyecto similar que sirvió de inspiración por aquel entonces (que se hace en Londres), London Black Cab Session. Se trata de un solo tipo que queda con artistas, pillan un taxi cualquiera y hacen una sesión. Eso lo veía tan guapo, que quise hacerlo. Pero no igual. Cambiando el concepto. Le di una vuelta más. Así me tiré dos años, diciéndole a la gente: “illo, que ya lo vamos a hacer”. Era todo el rato la idea y todo el rato la intención, pero nunca salía. Con la gente que, en un principio, pensaba sacar el proyecto hacia delante no pudo ser porque casi todos se fueron de España. Pero después comencé a conocer gente que terminó sumándose al proyecto. Es curioso proponer algo y que te digan que sí, que adelante, sobretodo cuando es una propuesta tan loca. En definitiva, La Red Van comienza por una paja mental mía y gracias a gente que va, acepta y me sigue >>.

Quedamos en San Marcos a eso de las nueve de la noche, cuando Israel cierra El Buje (El Buje – ciclotaller), su taller de bicis, y ya está libre para recibir a la «prensa». No es normal encontrarse con gente tan dispuesta a charlar. Había pelos por todos lados, menos en las lenguas. La Red Van, aparcada cerca, podía estar orgullosa de sus creadores. Aunque allí no estaban todos los que son, pero con sólo cuatro de ellos fue todo sobre ruedas. << No, somos muchos más. Hemos llegado a ser hasta doce. Entre producción, cámaras, sonido, etc. sumamos unos cuantos. Por lo normal, cámaras han llegado a haber seis o siete: Rubén, Roda, Espino, Víctor, nosotros dos… Mucha gente. Pero los que no fallan nunca estamos aquí (risas). Javi, nuestro técnico, no suele faltar nunca porque es el único, (aunque tiene un suplente) con tantísimo curro siempre está ahí. Pero claro, la gente tiene sus trabajos, hay quien se vuelca más y quien lo hace menos >>.

Son los únicos que echan gasolina a una furgoneta para grabar música en movimiento. Vayamos más allá, que no solemos mucho. Hoy, en esta Sevilla tan peculiar, son los mejores dentro de lo que hacen. Aunque no lo digan ellos, lo son por un simple motivo: no tienen competencia, nadie les hace sombra. Nacen fiestas, festivales, ciclos, todos iguales y previsibles, que ocupan buena parte de un pastel más que reducido. No obstante, sólo tenemos una Red Van. Y si hay otra que demuestra la ignorancia de estas letras, seguro que es amarilla, o azul, o verde, pero no roja. << Nosotros tenemos una frase que es nuestro eslogan (por así decirlo): Música en movimiento. Lo que intentamos es que la música no se pare porque, al igual que lo audiovisual, la música también está muy maltratada. Lo que quisimos hacer fue darle visibilidad a todos esos grupos que, en principio, no tienen la capacidad de poder tocar fácilmente, dar conciertos, darse a conocer en definitiva. A través de este medio, queríamos también enseñar nuestro productor audiovisual grabando a esos grupos y así demostrar lo que podemos hacer. Los grupos lo agradecen muchísimo. Es verdad que para ellos es un gran favor.
Israel: al final, tampoco tiene uno la repercusión que le gustaría. Es cierto que hacemos esto por la música, pero también lo hacemos para enseñar nuestro arte. Al principio, grabábamos sobretodo a grupos emergentes, pero sería mentira decir que no nos interesan los grupos grandes. Todos sabemos cómo afecta esto a la difusión de lo que hacemos >>.

Dar con su producto en las redes sociales no es complicado. La cantidad de artistas que ya han subido a la furgoneta roja solventa, si la tuviésemos, cualquier tipo de dudas. El pequeño espacio en movimiento llega a gente de todos los puntos de España y cada vez son más los que quieren decir que han pasado un día con los chicos Red Van. Pero siempre queda hacer balance, como nos cuenta Israel, un balance que habla de presente, recuerda el pasado y mira hacia el futuro. << Nos gustaría ser muchísimo más conocidos. Reconozco que, además, esperábamos que La Red Van funcionase de otro modo y, después, hemos visto que no ha sido así. Ojalá tuviésemos recursos y medios para ir a Zaragoza, por ejemplo, porque la realidad es que contactan con nosotros. Todo esto sale de nuestro bolsillo y, por desgracia, somos pobres. Pero claro, a veces se nos olvida que esto es Sevilla y que en esta ciudad la cosa está… (silencio). El pastel es pequeño y ya está cogido >>.

Vivimos en Sevilla y, por tanto, sabemos cómo es y cómo no esta pequeña ciudad. Un lugar especial no sólo en olores. Sevilla es Sevilla y nosotros, la gente que por hache o por be respiramos de ella, detectamos qué sí y qué no de su modus operandi. También ocurre que la escena que valoran desde fuera, para bien y/o para mal, es la escena que nos define. No seremos los más indicados para hablar de Sevilla porque vivimos en Sevilla. Aún así, presumimos de sus cualidades artísticas y de todo lo que, de un tiempo a esta parte, ocurre sobre sus tablas. << En cuanto a lo musical, es impresionante. Aquí hay talento para exportar. Es increíble la cantidad de cosas que se hacen en esta ciudad y que, desgraciadamente, no sale. Da mucha pena. Nosotros estamos contentos de poder enseñar desde La Red Van buena parte de lo que está pasando. Hace poco, me comentaba una amiga – que vive en Madrid – que una persona, inmersa en el mundo de la comunicación, le puso a Sevilla como ejemplo digno de valorar. ¡Y ese ejemplo fuimos nosotros! En una conversación sale a relucir La Red Van y yo me pregunto: ¿quién es esta persona y por qué conoce a La Red Van? No quiero decir con esto que nos merezcamos más repercusión, pero sí que está siendo un camino jodido y muy difícil >>.
El producto que trabajan no sólo necesita de recursos y talento, en la ecuación de su trabajo el tiempo también es una variable determinante que tenemos en cuenta. << Claro, el tiempo, pero el tiempo es una cosa distinta. Es verdad eso de que el tiempo es dinero, pero nosotros tenemos todo el tiempo del mundo para esto. Sin embargo, no toda la pasta. Lo que hacemos cuesta, la furgoneta ha petado ya dos veces. Hace poco, subimos una foto a las redes sociales y enseñamos cómo se la estaba llevando la grúa. La bomba de agua petó y el arreglo subía a 700 pavos >>.

Qué mérito. Ellos son los profesionales que enseñan el Arte de otros profesionales (los músicos), y lo hacen para que llegue lo más lejos posible. Apoyan al mundillo desde abajo, miran hacia lo emergente, prestan especial atención a los que justo está arrancando. Aunque también reconocen que intentarlo con los más asentados y conocidos es otro de sus planes. <<Lo más grande que hemos tenido (por decirlo de alguna manera, sin desmerecer a nadie por supuesto, entiéndeme) ha sido Muchachito, que llega a mucha gente. Es bueno para que se nos vea más, pero también para que se vea más al resto de grupos >>.
Rodri: << En ese caso fue un favor que nos quiso hacer Muchachito, pero entendemos que – a su vez – también se lo hizo al resto de grupos que han pasado y pasarán por La Red Van. Se nota cuando subimos un vídeo de alguien que genera una mayor repercusión, las visitas hablan solas >>.
<< Pero hay muchos grupos más que se han subido, conocidos y no tanto, pero magníficos todos. La Red Van recoge tanta diversidad de estilos, que quedarnos con uno – o sólo con unos pocos – es complicado. Loop It fueron fantásticos, sí. Hay momentos que te pones a grabar y te quedas embobado. ¿ El Lobo En Tu Puerta ?, espectacular… Quentin Gas & Los Zíngaros, lo mismo, además ha sido una suerte haberlos tenido en la furgoneta coincidiendo con el lanzamiento de ‘Caravana’, el segundo disco, una auténtica bomba, por cierto. Queremos resaltar también cómo los grupos se adaptan a la furgoneta. Nos encontramos con grupos que no solemos escuchar – o que parte del equipo sí pero otra parte no – y el hecho de cómo se adaptan al espacio te deja perplejo. Orthodox, por ejemplo , no querían meterse y, al final, se metieron y nos hicieron un pedazo de actuación que nos dejó locos. Es verdad que muchas veces los grupos, subiendo a La Red Van, se arriesgan a perder la imagen que tienen en sus directos. La Red Van es un reto para ambas partes: aunque nosotros ya lo tenemos controlado, el músico no está del todo acostumbrado a tocar dentro de una furgoneta con una cámara rozándole los párpados.
Con eso de que nosotros lo tenemos controlado queremos decir que lo tenemos más fácil que los músicos porque contamos con un libro de estilo y con muchas actuaciones que nos sirven de experiencia. Durante la primera temporada, hacíamos tres tomas y dos temas, sobretodo para asegurarnos. Ahora mismo, después del último Monkey Week en el Puerto de Santa María (2015), cambiamos nuestro sistema de trabajo. Allí queríamos grabar al mayor número de grupos posible y tuvimos que reducir el asunto a un tema y dos tomas. Pero por lo normal, sale a la primera. Después, el músico, siempre tiene eso de que quiere repetir la actuación. Luego, casi siempre, las que valen son las primeras, son las más frescas, las que mejor traducen cómo el músico se enfrenta a la experiencia Red Van por primera vez >>.
A pesar de todo, sólo unos pocos se han hecho eco de su existencia. Aunque no somos los únicos y se nos han adelantado, la nuestra no es la primera que responden pero – igual – la tercera sí, recuerda Israel. <<Nos han hecho otras entrevistas. ‘Historias de Luz‘, por ejemplo. Pero pocas más >>.

No podemos pasar por alto su paso por Monkey Week. La Red Van ha estado al pie de calle para grabar lo que algún día será digno de recordar. Ellos sonríen cuando reciben la pregunta. << Monkey Week es para comérselo. Son justo lo contrario de la queja de antes. Monkey es apertura total a todo. El pastel será como sea, pero su filosofía, sin que haya nuevos grupos y sin que esos grupos fluyan, no se podría llevar a cabo. Eso es lo que a nosotros nos mola, y no porque seamos los pobrecitos que no tienen para más, sino que la forma que tiene de hacer las cosas Monkey Week debería ser un ejemplo a seguir. Es como si con los Rolling alguien dijera: «hostia, ya hemos llegado al máximo de rock, ya no puede haber más rock». Monkey es eso, está abierto siempre a cosas nuevas y les propones una locura y te dicen «¡para el año que viene!», pero no te dicen que no. Desde el año que estuvimos en El Puerto (que estuvimos como en casa, nos cuidaron estupendamente), este año ya hemos ya la cobertura de todo el Monkey Week, además, nosotros queríamos cubrirlo entero. Ha sido un gustazo de experiencia.

Sí, 2017 ya tiene dos meses de vida, pero quedan diez todavía y estos profesionales piensan exprimirlos hasta que no reste ni gota de ellos. Su trabajo merece vuestra atención. Esperamos que La Red Van pegue el pelotazo de una vez por todas y no den a basto con el trabajo. Deseamos que vivan de su producto como los políticos viven de nuestra ignorancia. Sabemos que la próxima vez que nos reunamos con ellos en ese taller de bicis será para contarnos que «La Rojita» sigue más viva que nunca.