Las Janes: la llamada de lo salvaje

Por Laura R. García

Las Janes son ese grupo asalvajado y vigorizador del que cada vez se habla más en Sevilla. Después de pasar un rato con estas fieras en su local de ensayo en El Pelícano, nos contagiamos de su ímpetu y queremos más aventura. Queremos tener ya mismo en las manos su EP. Y, sobre todo, queremos más conciertos suyos.

Las Janes. Por Rafael Tovar

Para saber qué hacen Las Janes hay que verlas en directo: mezcla de punk y de indie, con algunos toques de fantasía y una puesta en escena más que enérgica. Una composición auténtica, fruto de referentes musicales y estéticos totalmente variados. Versiones gamberras, como Sweet Jane, de Lou Reed, o Rata de dos patas, de Paquita la del Barrio, y temas propios tan guerreros como llenos de humor.

El fenómeno Janes se extiende poco a poco, pero parece imparable. Todo empezó una noche de febrero de 2016 en la Moravia, cuando Rocío Huertas (guitarra), Carolina Cebrino (batería), y María Relators (bajo y creadora de la mayoría de las letras) decidieron montar un grupo para una fiesta sorpresa. Y lo hicieron bien: prepararon vestuario, escenografía, repertorio…, incluso grabaron un CD. En aquella fiesta iban a tocar los cumpleañeros con su grupo, Gómez Palacios. Y al darse cuenta de que iban a estar las hijas pequeñas de varios de los amigos invitados, Rocío lo vio claro: “llamé a María y le dije que no podía ser que otra vez pasara lo de siempre: otra vez un montón de niñas viendo grupos de música en los que solo hay hombres. Nosotras crecimos así, pero ya han pasado veinte años”. Entonces le contó la anécdota, ya famosa, de su ahijado, que ha ido a muchos conciertos desde que tenía dos años y cuando Miriam León, excomponente de la banda sevillana Nikita y amiga de sus padres, le contó que había sido bajista de una banda de rock, él le preguntó: “¿entonces tú antes eras un chico?”. Pero no es la única historia significativa con la que se encontró Rocío: “una conocida me contó que su hija de 5 años le había dicho que no quería ir a más conciertos porque le parecía que todos eran iguales: solo hombres tocando instrumentos”. Y así fue como decidieron que era el momento de juntarse para hacer música.

Las Janes. Por Rafael Tovar

Pasar a llamarse Las Janes –pronunciado como se escribe, con ‘ja’ de ‘jacaranda’, como a ellas les gusta explicarlo– vino rodado: el primer tema que cantaron fue la versión en español de Sweet Jane. Mientras ensayaban y decidían cómo iban a apañarse con aquella canción, apareció la actriz Mercedes Almarcha, casi por arte de magia. Rocío, María y Carolina coinciden al rememorarlo: enseguida vieron claro que tenía que ser ella quien pusiera voz al grupo. “Luego yo llegué a mi casa y tenía unos pósteres muy grandes de las películas de Tarzán y Jane y les dije: no os lo vais a creer…”, explica Mercedes, “así que al día siguiente los trajimos al local de ensayo y nos hicimos unas fotos para el CD que grabamos para el cumpleaños”.

Todas aseguran que formar parte de Las Janes fue pura diversión desde el principio. A cada ensayo venía gente nueva que podía participar, de ahí el lema de “Todos somos Janes”. Y así llegaron las demás componentes. La primera incorporación después del cumpleaños fue la  bailarina Laura Morales, “La Mono”, que, desde entonces, aporta coreografías que resaltan el espíritu gamberro y lúdico del grupo: “Al principio era un carnaval para mí. Y sigue siendo divertido, aunque soy la que menos está en los ensayos. Pero me encanta. Las experiencias en directo han sido como un viaje; cuando actúo nunca he vivido la música tanto como aquí, es una vibración que hace notar cómo mis órganos se mueven por dentro, es una sensación muy adrenalínica que a veces tarda en irse”.

Las Janes. Por Rafael Tovar

Después llegó Pilar G. Angulo (teclado y coros), vecina de ensayo con sus otros grupos, All La Glory y Los Quiero. “Fue muy guay”, cuenta, “porque en aquel momento yo estaba trabajando como regidora en una serie y estaba muy estresada. Entonces éstas me dijeron: ¡Ponte a cantar! Y en mi vida me he desfogado como lo hice aquel día, me puse a gritar como nunca, porque en mis otros grupos tengo un registro así como más angelical. Me gustó tanto la experiencia que decidí continuar con ellas”.

Y, para completar el grupo, Amanda Palma (guitarra), componente además de Montgomery. “Al principio me preguntaba por el rumbo del grupo, no veía claro esto. Pero ahora sé que, de momento, lo que esperamos es seguir pasándolo bien, dar muchos conciertos y estar juntas. A nivel musical intentamos hacerlo bien, claro, pero sin estresarnos”.

Las Janes. Por Rafael Tovar

En opinión de Mercedes, “todo ha sido todo un poco anárquico, no hemos buscado nada, sino que las cosas han ido surgiendo”. “El origen”, recuerda Rocío, “era formar un grupo exclusivo de mujeres, pero cuando el proyecto avanzó y se convirtió en una banda ameba, estaba abierto a cualquiera. Hubo hombres que se pasaron por los ensayos, pero no se quedaron. Así que, se ha dado así finalmente: solo chicas”. Para María “lo de grupo íntegramente formado por mujeres es un coñazo. Porque, a ver: eso de grupo formado íntegramente por hombres… es que nadie lo dice. Que sí, que somos una banda compuesta por chicas” pero opina que es una etiqueta que no debería mencionarse tan a menudo. Rocío es crítica con las repercusiones sociales del asunto y cree que, más allá de las diversas opiniones de la banda, esta característica “es algo de lo que los festivales sacan beneficio: se les critica mucho porque no llevan mujeres, así que ellos aprovechan grupos como este para que no ser tan criticados”. “Se ha dado así pero no estamos cerradas: si algún chico quiere unirse, es bienvenido”, aclara Amanda.

Las Janes. Por Rafael Tovar

“Para mí fue algo esencial cuando las conocí”, reconoce Laura: “A algunas las conocía mucho, a otras menos. Y cuando empecé a ensayar con ellas me di cuenta de que el grupo funcionaba como un todo. Todas nos complementamos, todas nos necesitamos. Las Janes son como una energía que se genera así, es algo de todas: somos muy diferentes, cada una viene de una rama, pero hay algo en común que para mí es muy poderoso”. Rocío encuentra muy enriquecedora esta energía: “Los principios eran terapéuticos, llegábamos aquí los lunes hechas polvo y nos íbamos con el subidón de lo bien que lo pasábamos. Y lo que me encanta es lo que estamos aprendiendo unas de otras, es increíble. Y es que, aunque tengamos opiniones diferentes, el trabajo de escuchar, de hacerlo todo de manera consensuada, a mí me parece genial”. “Y, además, esta energía sirve para que conectemos con el público”, añade Pilar, “hay una especie de rollo fans que yo no había vivido en la vida. Detrás de Las Janes hay una serie de personas que nos respaldan, que nos apoyan en todo”. “Es que hay un movimiento ya no solo de fans o de gente que disfruta con lo que hacemos, sino también de gente súper profesional que se ofrece a  ayudarnos en muchos aspectos: sonido, vestuario, vídeo, producción…”, explica Amanda, “es algo que a mí no deja de sorprenderme”.  Mercedes sonríe: “Tenemos mucha suerte. Pero la base es que no vamos con pretensiones, sino más bien con el espíritu de crear algo en común y compartir con el público. Lo que buscamos es comunicar”. “Claro, y la gente ve nuestra sonrisa, ve que nos lo pasamos bien. Y eso no lo tiene cualquier grupo, tenemos una energía y una frescura que muchos grupos consolidados han perdido. La gente aprecia el hecho de que, aunque no seamos virtuosas, transmitimos mucho, es una sensación de la que nos han hablado bastante”, observa Pilar.

Está claro que Las Janes vienen pisando fuerte. En menos de un año no solo han conseguido llenar en todas sus actuaciones, sino que además han dado el salto a Sputnik Recording Studio, donde en los dos últimos meses han grabado su primer EP con Álvaro Suite como productor y Diana Sagrista como ingeniera de sonido. Aunque será próximamente, de momento no hay fecha prevista para el lanzamiento del disco.

Las Janes, Sevilla, Agosto 2016. Por Rafael Tovar

“Ahora cuando voy por el colegio de mi hija los niños dicen: «Mira, es Rocío la de Las Janes»; no solo eso: mi hija ha decidido que de mayor tendrá un grupo y tocará el piano. Y mi ahijado dice que somos su grupo favorito, así que mi objetivo con el grupo está cumplido”, bromea Rocío. Pilar lo tiene claro: “De hecho esto, más que una banda, es un movimiento”.

Ellas siguen ensayando, saltando, gritando. Y verlas en acción es quedarse con ganas de más: es difícil resistirse a sus gritos tarzaneros y a su invitación a bailar como salvajes. Todo apunta a que el movimiento Janes traerá cola.