¿El tiempo puede con todo?
Por 24 mayo 2014
Uno nunca sabe lo bonito que es sentir al mismo tiempo que unos personajes hasta que se emociona con ellos. Esto es lo que ocurre con El Baile de Edgar Neville, dramaturgo perteneciente a la «Otra Generación del 27» de la que también fueron miembros Miguel Mihura o Enrique Jardiel Poncela, entre otros.
La semana pasada pudimos disfrutar en el Teatro Lope de Vega de esta joya casi desconocida de nuestro teatro, dirigida por Luis Olmos. Pepe Viyuela, Susana Hernández y Carles Moreu son los protagonistas de la nueva versión que ha realizado tan magistralmente Bernardo Sánchez. En ella la acción transcurre en el salón de la casa en el primer acto con tono de vodevil, en el segundo nos encontramos, con tono de melodrama, en un gabinete de estudio y el tercer acto nos lleva a una residencia de ancianos con reminiscencias del teatro del absurdo. Las épocas en las que se ambientan dichos actos también han cambiado en esta versión: ya no transcurren en 1900, 1925 y 1950, sino en la primera mitad de los cincuenta, finales de los setenta y comienzos del siglo XXI.
Pedro (Carles Moreu), Julián (Pepe Viyuela) y Adela (Susana Hernández) mantienen una relación poco usual para la época. Pedro y Julián son dos amigos apasionados por la entomología y que, además, comparten el amor hacia la misma mujer, Adela, esposa de Pedro. Esta situación, lejos de provocar problemas, es llevada con naturalidad por los tres y Julián vive incluso con el matrimonio.
Ya lo dijo el propio Edgar Neville: “El baile es, sobre todo, una comedia de amor. Si a veces parece que va a seguir el camino de la humorada o del drama, ni lo uno ni lo otro logran adueñarse de la obra; en cambio, el amor, sí, un amor sin tibieza ni disimulo, que a veces se confunde con la amistad y otras con lo que particularmente se llama eso, amor”.
Esta obra combina el humor fino y elegante con los momentos dramáticos que nos hacen derramar algunas lágrimas. El tratamiento delicado y cuidado de temas como la amistad, la sinceridad, el paso del tiempo, el amor y la muerte, así como unos personajes tan hermosos hace que sintamos que esta obra es una caricia al alma. El paso del tiempo, que nos afecta irremediablemente, nos dice Pepe Viyuela que “se ve claramente en la función porque en el primer acto estamos en la juventud de los personajes, en el segundo en la madurez y el último acto es la vejez”. Quizá pueda con sus vidas pero, sin duda, no podrá con el amor que se guardan estos tres seres.
Susana Hernández hace una interpretación maravillosa del personaje de Adela –y Adelita en el tercer acto- ya que, si es un reto encarnar y reflejar todas las etapas de la vida de un personaje como hacen Pepe Viyuela y Carles Moreu con los suyos, complicado resulta ser la «eterna bella» y brillar como lo ha hecho Susana.
“Se trata de un viaje emocional que nuestros personajes viven y el público de alguna manera también lo siente”, nos dice Carles Moreu. El baile es la historia de un eterno amor, de «bailes» pendientes, de despedidas que duelen para siempre, del paso del tiempo y de la muerte.