«Este libro pertenece al lector»

Por Eva Piñar

javier-mariscal-tragalluviasJavier Mariscal (Sevilla, 1971) estrena su segunda novela, Tragalluvias. Nos sentamos en una terraza cercana a la calle Feria, en la Sevilla que él siente como la suya, la real, para desgranar las claves de la historia cruzada de un grupo de personas en el umbral de la cuarentena que pelean por vivir y amar en plenitud, pese a las cicatrices y la deudas que el tiempo ha ido dejando en cada uno de ellos.

En Tragalluvias, cuentas la historia de un grupo de personajes que no saben si van a volver a vivir, a amar y a sentir como antes. La novela tiene, sin duda, un tono nostálgico y melancólico. Actualmente, antes es una palabra que está muy presente como alusión a un tiempo más fácil para vivir, anterior a la crisis. ¿Se incluye tu trabajo en este contexto temporal?

Sin duda, la novela transcurre en este lugar y tiempo. Los personajes principales han nacido en la década de los setenta y se encuentran en un punto en el que se hacen muchas preguntas. Esta historia habla sobre todo del amor, del deseo, de la nostalgia de un tiempo en el que se vivía y se amaba más intensamente, del miedo a no recuperar esa especie de euforia. Los personajes se preguntan constantemente si volverán a vivir ese amor pasional, si se están perdiendo otras opciones de enamoramiento que les harían más felices. Viven todas estas inquietudes agarrados a una integridad que les hace dudar. Sin embargo, yo creo que al final, el balance que hacen los personajes de su evolución es positivo.

¿Qué nos puedes decir de Anne, tu personaje principal?

Yo concebí la novela desde el trabajo con los personajes. Que fueran ellos los que contaran su historia. Mi idea inicial era que el narrador fuera el protagonista. Sin embargo, a lo largo del proceso de escritura Anne cogió mucha fuerza y por eso decidí que su historia tenía que ser la principal. Es un personaje muy potente.

Sevilla, la ciudad, también es protagonista de la historia.

Quería que la historia tuviera lugar en la Sevilla real, en la ciudad que me gusta, en la mía. Me parece una simplificación enorme ordenar la ciudad en torno a sus extremos. Dejarse llevar por los prejuicios. O eres capillita o eres alternativo. Es necesario aplicar una amplitud de miras más compleja, tan alejada de la cultura de hoy día. Hay una Sevilla muy rica creativamente, con independencia de si la gente se dedica a ello profesionalmente o no. La gente aquí tiene una profunda necesidad de expresarse, de comunicar sus sentimientos e intenta canalizarla de la forma creativa que más se le ajusta. En ese entorno es donde he querido colocar a mis personajes.

¿Qué evolución encuentras en esta novela con respecto a la primera, Telegramas en domingo?

Telegramas en domingo no es formalmente una novela, sino más bien un conjunto que alterna poemas y relatos en prosa. Si tuviera que elegir una definición, pienso que está más cerca del poemario que del libro de cuentos.

javier-mariscal-tragalluvias-2Tragalluvias es una novela bastante arriesgada desde el punto de vista formal: la estructura es deliberadamente fragmentaria, el narrador no siempre está comprometido con la tarea de guiar al lector y a lo largo del texto no aparece ni una sola mayúscula. ¿Cuánto de deliberado tiene esta decisión? ¿Cómo esperas que el lector reaccione?

En estas decisiones, algunas han sido más deliberadas que otras. Al contar la historia de forma fragmentaria, recreo la forma en la que todos nosotros ordenamos nuestro pensamiento y aprendemos. Todos tomamos ideas de aquí y allá, recogemos visiones, y a partir de todo ese material intentamos recomponer y entender lo que sucede a nuestro alrededor. Con esto, quería dibujar una Sevilla más real. Por otra parte, mi actividad como fotógrafo realimenta mi actividad como escritor y al revés. Cuando hago fotos, quiero que la imagen cuente una historia completa. Cuando escribo, busco crear imágenes que se adhieran a la historia. La estructura de la novela se ajusta esta idea. En definitiva, es una novela que requiere la complicidad del lector para construir la narración. A cambio, el lector tiene libertad absoluta para hacerlo como quiera, incluso concibiendo el libro como una colección de relatos cortos a través de los que puede entrar y salir de la historia. El hecho de no haya mayúsculas en la narración ha sido un capricho que quería darme y que los editores me han permitido.

En la novela aparecen dos ejercicios de estilo. Háblame sobre ellos.

Al ser uno de los personajes el dueño de una librería, esto me ha dado pie a incluir estos relatos. Con ello, quería crear un par de remansos en los que el lector pudiera descansar de la trama principal de la novela. También me han servido para rendir homenaje a dos de mis principales lecturas, al adaptar las temáticas y el estilo de Bukowsky y Dashiel Hammett. Es un reto interesante concebir este tipo de historias teniendo a Sevilla como protagonista. Me he divertido mucho haciéndolo, especialmente en el caso del ejercicio-homenaje a Bukowski, en el que cuento la historia de una mujer mayor y de su sucesión de amantes.

Eres el autor de la fotografía de la portada. Me gustaría que me contaras algo sobre ella.

La fotografía de la portada corresponde a un proyecto que estoy desarrollando en este momento, titulado Habitación desnuda. Elegí esta foto porque me parece que identifica muy bien el desasosiego y la desnudez de Anne, la protagonista.

Este libro es también una apuesta de Palimpsesto 2.0, la editorial que edita tu libro.

Se trata de una editorial sevillana que ha logrado dar el paso de lo virtual a lo físico. Empezaron editando libros en formato electrónico y esta es la primera novela que editan también en formato físico. La edición ha sido diseñada con gran cuidado y recoge detalles que dan pistas de la pasión que sienten por los libros. Ha sido una colaboración de mucha complicidad. Un ejemplo de esto es que en la portada de la novela no aparece mi nombre, tan sólo el título del libro. Eso es porque tanto ellos como yo creemos que este libro pertenece al lector.