Energía a raudales en el Lope de Vega
Por 8 marzo 2014
El pasado miércoles, asistimos al estreno de Racconto en Sevilla, el último espectáculo que Mayumana ha traído a España. Como pudimos conocer a través de la entrevista realizada a dos miembros de la compañía hace algunas semanas, Racconto es un show que reúne lo mejor de la compañía durante sus 15 años de vida. Y así fue, durante 90 minutos sin interrupción y con un ritmo frenético, Mayumana conquistó al teatro Lope de Vega con números de espectáculos anteriores como The Mayumana Show, Bejuntos o Momentum, además de números de nueva creación.
Con las luces apagadas, y tras el sonido de una olla mal percutida, la voz en off de Andreu Buenafuente daba comienzo al espectáculo. “La misma olla, en manos de Mayumana, es otra historia”, fueron las primeras palabras de Andreu, una gran verdad para dar paso a Racconto.
Contenedores de basura, cubos, bidones, vallas o mesas, todos son elementos que cualquier persona tiene a su alcance en su día a día, pero jamás podría imaginar los ritmos tan complejos y sonoridades agradables que pueden generar, una habilidad que hasta el momento sólo la poseen de manera tan brillante los integrantes de Mayumana.
En Racconto, la voz en off de Buenafuente narra toda la trayectoria de la compañía, y los ingredientes que forman sus espectáculos, y que les han otorgado el tan merecido reconocimiento internacional. Antes de adentrarse en los cinco ingredientes que hicieron posible la existencia de Mayumana, y su éxito, Buenafuente cuenta como surgió la compañía. En 1996, “ajenos a las Olimpiadas de Atlanta y las elecciones veneradas en las que ganaba Aznar”, Eylon Nuphar y Boaz Berman, fundadores, directores y creativos de la compañía, comenzaban a trabajar en la idea de crear un grupo compacto con diferentes formas de arte.
Mientras Andreu narraba el primer ingrediente de los creadores de la compañía, la búsqueda de nuevos instrumentos y sonidos nunca oídos, aparecían en escena los diez integrantes de Mayumana con sus emblemáticos cubos de basura. Desde aquel momento la energía se disparó en el Lope de Vega y el público ya podía vislumbrar que aquellos chicos y chicas no eran artistas de una sola disciplina.
El segundo paso por parte de la compañía, fueron los experimentos artísticos que se llevaron a cabo durante unos meses en el sótano de Tel Aviv. Estas vez, aparecían en escena cuatro chicos que demostraron su enorme capacidad rítmica con sus manos y una mesa. ¡Mucho ritmo, sincronización, agilidad, humor y originalidad en esas manos! Después llegaron números como el del agua, en el que un chico generaba divertidas y mágicas sonoridades con un bote de cristal que sumergía una y otra vez en el agua contenida en un pequeño bidón transparente. La tercera clave de Mayumana son sus fuentes de inspiración. Entendieron que era importante integrar fuentes de inspiración de distintas culturas. En cuarto lugar, captar a más gente, y en algunos casos, perseguirlos hasta convencerles no dejar escapar su talento fue el cometido de la compañía. Por último, sus componentes internacionales conformaba el quinto ingrediente clave de Mayumana, Tras la mención de esta última clave, llegó el número en el que cuatros de los chicos de Mayumana jugaron con las voces y sonidos corporales como si tres amigos y un camarero estuviesen charlado en un restaurante. Un número que provocó muchísimas risas entre el público.
Eso es quizás lo mas inesperado de Mayumana, el humor. Uno sabe de antemano, que al asistir a un espectáculo de Mayumana, el ritmo, la utilización de elementos impensables para hacer música y la enorme sincronización están asegurados. Pero el que no los ha visto nunca en directo no puede llegar a hacerse la idea de cuanta diversión y risas le espera. Ellos tienes ese don, a veces con un simple gesto y coordinación entre todos pueden arrancar del público incansables carcajadas. Tras el número del restaurante, los diez componentes aparecían en escena como si de una obra en plena calle se tratase, pero en esta ocasión, las sonoridades de la obra, no solo eran agradables, sino que eran espectaculares.
Según narraba Buenafuente, en 2001 la compañía de origen israelí llegaba a España, y desde entonces, jamás han defraudado. Llegó el momento de uno de los números de su espectáculo Bejuntos, un Show nunca visto en España. En una pantalla móvil, David Broza, cantautor israelí, aparecía en escena.
En su espectáculo Momentum, Mayumana apostaba fuertemente por la inclusión de las tecnologías en sus creaciones, una apuesta que han seguido potenciando sin duda alguna. En Momentum, el tiempo era relativo y su puesta en escena se asemejaba al transcurso y el retroceso del mismo. Fue el turno del número del chico del Beat box sincronizado con las agujas de un reloj. Además, el artista interactúo con el público, consiguiendo que alguno que otro se despojara de toda vergüenza y se animará a realizar una sonoridad vocal.
Ahora, en Racconto, la compañía se empeña en invalidar aquella cita que un día dijo el científico Einstein “la única razón por la que el tiempo existe es para que no todo pase a la vez”. Mayumana utiliza la cámara de vídeo sobre el escenario y la proyección de todo lo grabado a posteriori en las pantallas rompiendo con la máxima del científico. Una chica apareció en escena con una guitarra acústica mientras una compañera grababa con la cámara todo lo que hacía. De la guitarra paso a un cubo de basura, del cubo a un bajo eléctrico, del bajo a una guitarra eléctrica, de tocar la guitarra paso a bailar, y de bailar a cantar. La cámara registraba cada fragmento interpretado por la joven, y todos los instrumentos y voces aparecían simultáneos en la pantalla creando una bonita canción y sorprendente espectáculo visual. Aunque es necesario comentar, que la originalidad y lo sorprendente de este número se hecha un poco a perder debido a la evidencia de que aquí Mayumana utiliza playbacks para asegurarse de que todo suene como tiene que sonar y ocurra cuando tiene que ocurrir, recurso al que la compañía recurre en varias ocasiones a lo largo de su espectáculo. Pero se trata de un espectáculo tan complejo, que cualquiera puede perdonar el uso grabaciones en ocasiones puntuales, y al final acabas pensado que tu jamás podrías percutir, tocar, bailar, cantar, sincronizar, memorizar, y hacer reír, como sólo ellos saben hacerlo. Las tecnologías sirvieron de ayuda a Mayumana para despedirse del Lope de Vega con el público en el bolsillo. En el número final, el público fue participe de toda la retrospectiva de Mayumana. La cámara filmó toda la magia ocurrida durante la actuación y el público pudo verse a si mismo participar, disfrutar y reír.
Estos artistas polifacéticos, con una brutalidad de horas de trabajo, ensayos y kilómetros a sus espaldas, han llegado a Sevilla cargados de energía y ritmo. ¡Aún estás a tiempo de verlos!