Fuego sanador en la Fanatic
Por 3 marzo 2014
Fotografías de Iram Martínez / Parecía una mala noche para la música: lluvia, carnavales en Cádiz, puente, y sin embargo muchos nos fuimos de Palmas y de Cacería. Los Pony Bravo bajaron de espaldas y sin miedo con un concierto breve pero intenso que demostró que el Pony está más desbocado y dispuesto que nunca y que puede, pese a las adversidades, reunir a sus fieles con mucho más que un gramo de fe. Con tres discos en la calle presentaron su último trabajo sin olvidar los dos anteriores. Haciendo un recorrido por todas esas canciones que nos han hecho disfrutar y reír de lo local a lo universal, y que nos dejó en armonía con nuestro espíritu pero también con ganas de más. Siendo esta quizás la principal crítica de los asistentes.
De teloneros, los Forgotten Band rompieron el hielo con distintas versiones como Eisbär de Grauzone, o nº13 Baby de The Pixies, destacando la que hicieron de Canyonero de Hank Williams Junior conocida internacionalmente gracias a un capítulo de Los Simpsons. Los Forgotten contaron con las colaboraciones de Pablo y Darío de Pony Bravo.
Luces apagadas, se enciende la pantalla y el mismísimo Zoido alcalde en la hermandad del rocío de Sevilla da contexto y pistoletazo de salida al concierto, destacando el cameo de Monteseirín en la alameda, el presente y el futuro de la Sevilla en la que nace, crece y se desarrolla este pony bravo sirven así de carta de presentación.
Un preámbulo que bien sirvió para dar paso a El mundo se enfrenta a grandes peligros y sin parar Noche de setas. El pánico invadió el bungalow en que se había convertido la Fanatic y el público se entregaba catártico. Tras China da miedo llega el diálogo de guitarras de Ninja de Fuego, ambos temas de su disco anterior Un gramo de fe. La sala se había convertido en el lugar ideal, el día anterior los Pony pasaron por Marinaleda junto con Niño de Elche y como se lo habían traído guardado en la maleta le invitaron a subir para tocar Turista ven a Sevilla, había llegado el momento. Y llegan los tambores y nadie le teme a los rayos ni a los discos primogénitos. Durante el concierto hubo pocas menciones, pocas presentaciones, y sin embargo para hablar de Cheney no se podía evitar, dedicada por ellos mismos “a un hijo puta como tantos hay por ahí” y siguieron De Palmas y cacería con la Guajira de Hawaii.
Llegando al ecuador del concierto apareció el mambo y la Mangosta y se repartieron fichas con la cara del rey, era el turno de Eurovegas. El olor a dinero, juego y fiesta atrae, porque su rumba está buena, a El político neoliberal previo audio de presentación y con video por detrás. Tras Ibitza anuncian el fin del concierto con un último tema que no podía ser otro que La rave de dios, ni en la JMJ había un público tan entregado y cargado de fe. Se van por pasarela y vuelven tras los gritos de un público ansioso, faltaba la Zambra de Guantánamo y Mi DNI, interpretada por Pablo Pony, las maracas y la ironía nos abren los ojos al bestiario que nos rodea pero a su vez ponen el punto final.
Fue una noche corta, apenas una hora y cuarto de concierto, en la que destacó el encuentro, la armonía, y un público que finalmente parecía estar poseído por el fuego sanador de los hijos pródigos de la música sevillana. Con ganas de más pero contentos con el resultado salimos para descubrir que fuera estaba lloviendo, que seguía siendo puente y sábado de carnaval pero que nosotros, afortunados, habíamos estado en La rave de dios.
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