Tomasito, el artista que un día crío fama, y jamás se echó a dormir
Por 9 febrero 2014
No todos los artistas saben dejarse la piel en el escenario por y para su público y eso tiene recompensa. En la noche del sábado, una sala Malandar prácticamente repleta avalaba la buena acogida del último disco del músico jerezano Tomasito, quien cantó y bailó a un público totalmente entregado. Dos horas de buena música y un setlist de 20 canciones hicieron del concierto una experiencia inigualable.
Tomasito siempre ha sabido rodearse de grandes músicos y en esta ocasión no podía ser menos. La banda El Limón, es esa formación musical que facilita a Tomasito demostrar toda su energía y arte encima de un escenario. Quienes conocen a Tomasito, saben que es único y que la diversión está asegurada. Pero los que desconocen a los cuatro músicos que integran la banda El Limón quedan alucinados por esa fusión de géneros tan bien hecha y una gran calidad sonora. ¿Juntos? son una auténtica bomba explosiva de energía.
Su single Azalvajao, el que da nombre a su cuarto disco, fue el elegido para comenzar la noche. Después llegaron Rumba que te tumba, El gandul enamorado y Soy un Limón. Este último tema, contó con la colaboración del saxofonista italiano Piero, quien con las melodías de su soprano generó un clímax brutal junto a la banda. ¿Lo más sorprendente? Era la primera vez que tocaban juntos.
Tras estos cuatro primeros temas, todos de su último trabajo, llegó el primero- y no el último- de su disco junto a Los Delincuentes, Los hombres de las praderas y sus bordones calientes. Se trataba de La cacerola, tema en el que la banda comenzaba a sacar su lado más rumbero y flamenco. De este disco junto a Los Delincuentes, también sonaron más tarde, La Resaca y el conocidísimo Camino del Hoyo. Tomasito es de esos músicos, que desde el minuto uno, hasta el último, lo dan todo. Entre canción y canción no había apenas pausa, y si la había, él aprovechaba para marcarse un baile que dejaba aún más entusiasmado al público.
Durante las dos horas de concierto, sonaron prácticamente todas las canciones de su nuevo disco. La gente bailó los tangos Saharauis de La Tata, cantó una y otra vez “Ella me quiere” junto a Tomasito, disfrutó al ritmo de reggae de Unas Cañitas, de Al Abandono, de Señores Ladrones o de Bambino Picolino. Sin duda alguna, el disco Azalvajao ha calado entre sus seguidores.
Tampoco faltaron clásicos de sus discos anteriores como ¿Y de lo mío qué? o Torrotrón. Además, Tomasito contentó a su público interpretando varias canciones de su aventura con el G5, incluidas en el disco Tucaratupapi, como El cheque o El vino y el pescao. Oh mare, canción de sus colegas Los Delincuentes y De momento, su canción junto a los Aslándticos, también sonaron.
Su versión particular de Black in black de AC/DC, fue la elegida para despedirse del público sevillano. Tomasito, empapado en sudor se retiraba del escenario con la cabeza muy alta, porque a pesar de que el mismo se denomina como “un pirao” o “un colgao” en sus canciones, Tomás Moreno es un profesional de los pies a la cabeza que tiene muy claro que el directo es su pan de cada día. Es de esos artistas que un día crío fama, y jamás se echó a dormir.