Crítica: ‘La vida de los muertos’ de Los Hers

Por Daniel López García

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El Hotel El Algarróbico, construido en las playas del Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar, se convirtió en la primera década del siglo XXI en el mejor ejemplo del sueño de prosperidad económica español basado en el boom inmobiliario y de servicios, sostenido por el fraude y la extorsión de las administraciones públicas. Edificado en el año 2003, una sentencia del Tribunal Supremo obligaba en el 2012 a su demolición y la consecuente restauración del espacio a su estado original. Con ella se ponía fin al inmaculado mamotreto de hierro y hormigón que había ocupado la costa almeriense de forma ilegal, gracias al incumplimiento de la Ley de Costas por parte de hasta cuatro administraciones públicas, convirtiéndose en la mayor metáfora del fin de una época: la de los años de bonanza que daba comienzo a una crisis  económica donde todo lo sólido parecía evaporarse.

los hersHay que tener muy poca vergüenza (y mucho arte y aún más ganas de cachondeo) para que bajo la aparente defensa del símbolo de aquello que nos ha sumergido en esta edad oscura -la política desmadrada del ladrillo y del sobre-, se esboce un retrato de la lamentable situación en la que nos encontramos, incidiendo especialmente en la vida de los artistas que como almas en el purgatorio buscan un lugar donde manifestarse y, como muertos, encontrarse con el resto de los mortales. Y todo ello con el honesto y simple objetivo de hacernos reír. Esto es más o menos lo que ofrecieron Los Hers en la Sala Cero el pasado fin de semana con La vida de los muertos.

En La vida de los muertos Los Hers (Santi Martínez, Isa Ramírez y Jasio Velasco) son una banda de músicos condenados a un particular purgatorio en El Algarrobico. Hacen de ese hotel fantasma su lugar en medio de la nada y su consigna para salir a escena en su defensa: “¡No demolition!”. Y es en este punto donde se produce la vuelta de tuerca, el colmo del despropósito y la genialidad de la risa que todavía a mí me tiene un poco loco. La defensa de ese armatoste se convierte en el motivo para subirse a las tablas y reivindicar la necesidad del arte del entretenimiento y el oficio del cómico como profesión para, sobre todo y fundamentalmente, troncharnos de la risa. Para ello, los personajes de esta banda se declaran ser los descendientes de la más variopinta tradición artística (hijos de Jimmy Hendrix, John Lennon, Lola Flores o James Dean), en un concierto en el que repasan y versionan temas que van de los Beatles a Nino Bravo y de Bob Dylan a Carmen Miranda para acabar siempre pidiendo el apoyo del público al grito de “¡Queremos tu dinero!”, porque Los Hers como El Algarrobico quieren sobrevivir a este desconcierto en el que nos encontramos.

El espectáculo de Los Hers pone en cuestión los límites de la escena, acercando al público la obra, haciéndolo participe hasta el punto en el que uno se imagina la representación en otro tipo de locales en los que seguramente hubiera terminado cantando con ellos el “I want you back” de Jackson 5 o “La alacena de las monjas” de Carlos Cano. Y además y por encima de todo, recuerdan la necesidad de que también se debe ir al teatro sin más objetivos ni pretensiones que las de conseguir la nada fácil risa entre tanto desbarajuste y despropósito.

La vida de los muertos estará en la Sala Cero hasta el próximo 4 de Enero (Jueves a las 20.30 – Viernes y sábado a las 20.30 y 22.30)

La vida de los muertos de Los Hers

 CARLOS JOPLIN: Santi Martínez

MIRANDA ORPHELIN: Isa Ramírez

JUANICO LENNON FLORES: Jasio Velasco

DIRECCIÓN ESCÉNICA: Antonio Campos

 IDEA, TEXTOS Y DRAMATURGIA: Los Hers y Antonio Campos

DIRECCIÓN TÉCNICA: Daniel Abad

COREÓGRAFOS INVITADOS: Marco Vargas, Chloé Brulhé y Guillermo Weickert

VESTUARIO: Perlita Melenas

ASISTENTE DE VESTUARIO: Kaballi

VÍDEOS: Montatanto

FOTOGRAFÍA: David Linde

DISEÑO GRÁFICO: Ana Ropa