Carmen Calvo: ‘Colecciones de fisonomías’
Por 16 diciembre 2013
“Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar” dice el axioma machadiano. Y en efecto, si no es “todo”, suele ser al menos “mucho” aquello que pasa pero queda en nosotros como una huella indeleble. En relación a esto, hemos de reconocer que la búsqueda de la propia identidad, ese proceso dialógico que nos ocupa media vida, ha sido uno de los topicazos del arte moderno desde Baudelaire. En un sentido ontológico, a nuestra experiencia le debemos nuestro conocimiento “como personas” y no como simples seres biológicos –así lo afirmó Locke “empíricamente” hablando–. Pero con la llegada de las Vanguardias, y en especial del Surrealismo, aviso al navegante: la “memoria de uno”, en tanto que búsqueda retrospectiva y ensimismada, comporta(ba) toda una aventura. “Es peligroso asomarse al interior” quiso bautizar Buñuel a su Perro andaluz en un primer momento, subvirtiendo el aviso de los trenes franceses: C’est dangereux de se pencher au dehors (Es peligroso asomarse al exterior). No obstante, precisamente desde la perspectiva que el tiempo nos brinda, y tratando de mirar –una vez más– más allá de todo esto, una pregunta nos viene ahora a la cabeza: ¿qué papel hemos de conceder hoy día, en pleno siglo XXI, a los anhelos personales de los artistas?
Para responder a este escabroso tema, Carmen Calvo (Valencia, 1950) no precisa de palabras. De entrada, su reflexión, más que desde y hacia su propia persona, parece dirigirse al resto –o eso nos gustaría pensar–. Prueba de ello podría ser el hecho de que la autora haga uso de una colección de retratos fotográficos anónimos (pertenecientes, por cierto, a uno de los períodos más dramáticos de la historia reciente de la humanidad: 1940-1960), desactivando su finalidad documental original y convirtiéndolos en legítima poesía para ser compartida. Porque, en una época como la nuestra, en que ni siquiera nuestros sueños suelen madurar, ¿qué ocurre con los anhelos y las vidas de los demás? Si de todo esto que sabemos que está ocurriendo debemos aprender algo es que no solo importa lo que uno vive, sino también –tengámoslo presente–, lo que los otros experimentan.
En este sentido, “coleccionar fisonomías” es, en primer lugar, un ejercicio al alcance de cualquiera; así, de hecho, lo plantea Marc Augé a propósito de sus expediciones por el metro de París. En segundo, una manera bastante lícita de pensar lo que somos o, incluso, como ya experimentara Gregor Samsa, lo que podemos llegar a ser bajo la mirada del “otro”. Animales de plástico, por cierto, pero también velas de cumpleaños, clavos, gotas de cera, paños de ganchillo y velos de novia; objetos de nuestro imaginario colectivo que, de algún modo, ayudan a re-velar (¿ocultar por segunda vez?) lo que, nos guste o no, seguimos siendo. Junto a ello, collages a partir de documentos resucitados, duchampianas propuestas de exvotos burlescos y azarosos, y unos recién casados cegados –¿de amor a estas alturas?– para terminar de configurar, en definitiva, una propuesta fisonómica de nosotros mismos como grupo.
Galería Rafael Ortíz
Calle Mármoles,12. Sevilla
Horarios de apertura
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Sábados: 11:00 – 13:30 h