Bajo el Albero III ‘La Movida Sevillana’
Por 4 noviembre 2013
Llegamos a la década de los 80’, la década del desenfreno que llenó Sevilla de locos y blasfemos. Lo políticamente incorrecto, las misas de desagravio y los festivales, a veces mejor y otras peor organizados, fueron la síntesis de una ciudad que discurría por las calles con hombreras y pelos cardados y de una masa enfurecida de cuerdos que no comprendían la actitud de los primeros. La guerra entre las dos sevillas había empezado.
Mira la primera parate de Bajo el Albero. La Sevilla Underground
Bajo el Albero II Compromiso y 68. Poesía y Teatro
El lugar de encuentro por tanto era la calle y los festivales comenzaron a florecer por doquier. Incluso el ayuntamiento quiso apuntarse el tanto creando en 1984 el festival Cita en Sevilla que tendría ocho ediciones, muchas polémicas y muchos enemigos. En su estreno el Guadalquivir se llenó de barcas que traían unos diablitos de Els Comediants que venían a otorgar un poco de su esencia diabólica a la Sevilla mariana. Como era de esperar, rápido tuvieron respuesta en forma de misa de desagravio a la virgen en la iglesia del Santo Ángel. Pero no fue el único problema, desde el propio ayuntamiento la oposición mantuvo duras críticas con por su enorme gasto. Además hay que añadir que habitualmente, en cada una de sus ediciones, la caída de artistas en el último momento, casi siempre de los más notables, era una constante.
Puedes encontrar más información sobre el incidente en Blogin´in the wind
Cita en Sevilla se plantea como una necesidad de la ciudad que carecía de infraestructuras y de falta de proyección de artistas propios y externos. Así en sus ocho ediciones trajo a Sevilla a grandes de la música internacional como Joan Baez, B.B. King o Miles Davis. Y otros patrios como Lluis Llach, Gabinete Caligari, Loquillo y los trogloditas o el mismísimo Camarón de la Isla. Pero sobretodo sirvió para que grupos y cantantes sevillanos pudieran ser profetas en su tierra.
Así, por Cita en Sevilla pasaron grupos sevillanos como Spray Naranja, con Curtu y Pablo (Jarcha), Helio, Rompehielos, conocidos entonces por su single “No hay un joint”,o la “siniestra” banda Sabotaje. Todos autóctonos y símbolos de una época.
Aunque Sevilla no sólo vivía de Silvio Fernández, él seguía por ahí y por aquí y fue un asiduo de los carteles del festival. También se escucharon a Kiko Veneno y a sus compañeros del grupo Veneno, Raimundo y Rafael Amador que ahora debutaban con Pata Negra. Pariendo con sus guitarras un nuevo estilo, la “Bluesería”, o la fusión magistral entre el blues y el flamenco.
También pasaron por allí Dogo y los mercenarios. Formado en 1984 por Juan Diego “Dogo”, Juanjo Pizarro, Miguel Suárez y José Manuel Couceiro “Cucharín”. Grupo clave de esta época que presentó su primer mini LP en 1987 con una portada hecha por el famoso pintor y dibujante de cómic Nazario. Su tema más conocido “Polígono sur” contó con el acompañamiento a la guitarra de Raimundo Amador (Pata Negra).
Pive Amador, conocido actualmente por ser jurado del omnipresente programa Se llama copla y Pepe Benavides (Fundador y gerente de la sala Fun Club) coordinan el Festival de la Canción Femenina que se integra a la perfección dentro de “Cita en Sevilla” a partir de su segunda edición.
A partir de su segundo año se distinguen claramente dos estilos dentro del certamen, por un lado las folclóricas cuyo casting se realizaba en la escuela de Adelina Domínguez y por otra parte las rockeras y poperas que tenían cita en la sala Fun Club. De este certamen salieron personajes como Eva Luengo, más conocida como Evita Dinamita, Maite Chacón que acabó presentando “Tal como somos” en Canal Sur o Elena García que años después montó el grupo La Bruja Maruja y sus granujas.
El deseo de contentar a todos hizo que en un mismo festival se uniese lo más loco y desatado de los ochenta con artistas como Chiquetete o Rocío Jurado. Sin embargo el sincretismo no era para esta ciudad y quedó claro que el enfrentamiento entre “las dos sevillas” se mostraba con facilidad en su forma de entender la cultura.
El Jazz también quiso tomar las calles. Miguel Ángel González (actual productor de “Noches en los Jardines del Alcázar”) junto con Antonio Torres, Jorge Narbona, Antonio Mateos y Ángel del Valle, se juntan a finales de los setenta para crear el Colectivo Jazz Freeway. Tras algunos programas de radio en La Voz del Guadalquivir y Radio Sevilla y la creación de los pertinentes contactos serán los encargados de sacar adelante El festival de Jazz de Sevilla a principios de los 80. Acercando a la ciudad esos ritmos que han pasado a ser considerados música culta a la vez que marginal. La primera edición tuvo lugar en el desparecido pabellón de Chapina. Y lo cierto es que de nuevo hubo guerra, debido a que algunos consideraron esa música como un elemento subversivo sufrieron cortes en el teléfono e incluso una amenaza de bomba. No tenemos información si hubo alguna otra misa de desagravio ante semejante festival.
Pero como dios los cría y ellos se juntan un festival clave para comprender toda una época y su peculiar forma de vida es el Salta la Tapia. En esos años se abría el debate sobre la pertinencia o no de los centros mentales y sobretodo los métodos que debían ser empleados en ellos. En ese marco y con carácter reivindicativo surge el Festival Salta la tapia en el psiquiátrico de Miraflores (hoy en ruinas). La primera edición fue en 1978, después estuvo dos años paralizado, para volver durante tres años consecutivos. Del último de los encuentros, el de 1984, afortunadamente se conserva un completo material audiovisual que nos permite acercarnos a lo que fue.
La idea era romper con el dentro y el fuera y para ello nada mejor que armarse de guitarras y amplificadores y montar una feria donde los unos y los otros, los de dentro y los de fuera, pudiesen disfrutar juntos de la música y la fiesta. Allí estuvieron Silvio y Barra libre, Pata Negra, Dulce Venganza que acostumbraba a sacar temas muy apropiados para un centro psiquiátrico como Quiero matar a una chica o Sadomasodiscoshow o Rompehielos que hizo un guiño con El rock del psicoanalista.
Cerca de 7000 personas según ABC (que ya es motivo de alegría viniendo de donde viene) pasaron por el festival en su primera edición del año 78, llegarían a 10000 en el 84. Al parecer junto al escenario se encontraban unas casetas, al más puro estilo sevillano, con nombres como “El patio”, “La neurona loca” o “La Chula de Miraflores”.
Eran unos años locos y todos querían su trocito de calle. Lamentablemente algunos no toleraban muy bien que los hombres y mujeres de los túneles camparan a sus anchas por el centro de la ciudad. Aún así la música triunfó y hoy en día podemos hablar de nuestra propia “movida sevillana”. Al fin y al cabo y como reza la viñeta nuestro lema es “Noble, Leal, Invicta, Mariana y demoniaca ciudad de Sevilla”.