La pasión que devastó Itálica

Por Paula Velasco

Lirio-Entre-Espinas-Oscar-RomeroFotografías de Óscar Romero / Lirio entre espinas dio sus primeros pasos de baile en el inigualable recinto que es el Enclave Monumental de San Isidoro del Campo, para acabar transportando a su público a un mundo propio de carne y voz. El silencio de los cuerpos de los monjes jerónimos que descansan en el Claustro de los muertos fue rasgado por un canto al amor, aquél que vive de separaciones y encuentros, ese amor pasional que sale de las entrañas para embriagar a los amantes. Un amor tan fuerte, tan extremo, que duele, que vuelve totalmente vulnerable a aquél al que posee pero que, a la vez, es un impulso hacia la vida.

lirio-entre-espinas-11-oscar-romeroGuillermo Weickert es, sin lugar a dudas, uno de los nombres que más brilla en el firmamento de la danza contemporánea andaluza. A sus espaldas hay una gran trayectoria, llena de creaciones memorables, de la que emerge la madurez que se plasma en cada movimiento de esta coreografía. Por primera vez no es él el encargado de esbozar la historia desde el escenario: el peso de la representación cae sobre los hombros de las bailarinas Iris Heitzinger y Natalia Jimenez, de Sandro Pivotti, y de El niño de Elche y Charo Martín, encargados del cante. De sus cuerpos y gargantas brota la historia de todos los amantes, inspirada en los versos de El cantar de los cantares que Casiodoro de Reina tradujo para su Biblia del Oso en el mismo lugar en el que hoy se interpretan. El texto, de sensualidad imperante, se reinventa en los cuerpos que dirige Weickert.

La música, a medio camino entre la electrónica y el sentimiento profundo del mejor flamenco, guía al espectador a través de este relato, que es el de cualquiera que haya amado desde lo más profundo de sus vísceras. Hecha de silencios, risas y sentimiento, una voz masculina retumba en el recinto, y desgarra a todo aquél que se haya dejado atrapar por el torbellino de emociones que trae consigo la obra. La seducción comienza de la manera más infantil, con risas y juegos, que, poco a poco, van dejando paso a un querer más profundo. Escondidos tras una coraza negra, los protagonistas protegen su cuerpo de esa pasión que hace perder el juicio a quien cae en sus redes, al mismo tiempo que se muestran deseosos de dejarse llevar por ese amor que, como siempre, acaba triunfando.

lirio-entre-espinas-15-oscar-romeroEl coreógrafo no ha querido dejar nada al azar. Se nota que el equipo ha pasado mucho tiempo preparando esta danza que, en cuestión de poco más de una hora, consigue trasmitir todo tipo de matices. Desde el vestuario, una delicia que corre a cargo de Patricia Buffuna, hasta la iluminación, del cuerpo a la voz, todo está articulado de tal manera que consigue hipnotizar al público, zarandearlo con la misma fuerza con la que se contraen los músculos de las bailarinas y, finalmente, trasladarle a los dominios de la esencia del amor más puro y devastador. Es cierto que, en algunos momentos muy concretos, la conexión entre obra y espectador se pudo ver minada por fragmentos que podrían pulirse pero, en definitiva, Lirio entre espinas es una experiencia sin igual que nadie debería perderse.

La compañía de Guillermo Weickert, que ya ha representado esta pieza en dos ocasiones con lleno absoluto, volverá al monasterio de San Isidoro del Campo los días 14, 15, 18 y 19 de Julio, por 15 €, para cerrar el ciclo del Festival de danza de Itálica dedicado a producciones locales. Merece la pena dedicar la noche a ver florecer ese lirio que crece, fuerte y bello, frente a un mar de espinas.