Exposición ‘Humo’, de Eugenio Ampudia
Por 25 junio 2013
El humo, como sabemos, es la huella que queda después de la combustión. Es ese rastro caduco de la energía desprendida en un proceso reactivo que, precisamente por lo particular de su naturaleza, nos sirve en numerosas ocasiones como una perfecta metáfora de lo volátil, de lo inestable y liviano, aunque también de lo hermético, oscuro e incluso tormentoso. En esta ocasión, la índole conceptual de las propuestas que Eugenio Ampudia (Valladolid, 1958) presenta, si bien pudiera hacernos pensar en esas “cortinas de humo” que muchas veces parecen ocultar perversamente el significado de algunas obras artísticas contemporáneas, en realidad aborda el “humo” no desde su potencial poético, sino como elemento circunstancial de las piezas reunidas. Es en cierto modo, una forma de recalcar el carácter marginal o de “desecho” del humo desde el punto de vista físico.
La quimérica situación que propone la pieza Prado GP (2008), la cual toma como escenario el Museo del Prado, es un guiño irónico hacia el frenético ritmo que caracteriza al visitante que se atreve a ir de la mano del rendimiento turístico (económico). Este peculiar campeonato, que bien pudiera ser en apariencia una versión acelerada de la entrañable escena que Godard rodara en el Louvre, se disputa en las salas de cualquier museo y tiene como objetivo pasar por delante del mayor número de obras en el menor tiempo posible. En este circuito en concreto, quien llegue antes a las Meninas gana. Sin embargo, lo que algunos pretenden “vendernos” como cultura por darse en una institución consolidada, puede que, por la manera en que se gestiona, tan solo sea una forma más de aprovechamiento económico: la velocidad y la necesidad de resultados rápidos a las que nos somete nuestra sociedad nada tiene que ver con el lento proceso que requiere el auténtico enriquecimiento cultural.
En una línea parecida se inscribe el otro vídeo de la muestra: Museum And Space (2011). He aquí el reflejo directo de la idea de museo como marca comercial, y, por ende, como proyecto empresarial expansible hasta el infinito. En un mundo globalizado, el afán por cubrir cualquier nicho de mercado posible lleva a entidades como la Fundación Guggenheim, en este caso, a expandir su imperio museístico por los cinco continentes e, incluso, como quizás veamos en unos años -y Ampudia augura no sin su correspondiente dosis de sorna-, por el espacio sideral. De nuevo aquí la cultura como mercancía -esa “vieja enemiga” la llama Debord en La sociedad del espectáculo-, simbolizada esta vez por el emblemático edificio neoyorkino de Lloyd Wright; por cierto, hecho también Satélite en la versión escultórica que incluye la muestra.
Al conjunto de obras se le añaden: por un lado, la fotografía Can Nabis (2010) en la que se nos presenta un perrito consumible que parece custodiar la biblioteca del propio artista, pero que, como todos sabemos, terminará siendo tan solo “humo”; y por otro, la pequeña caja-instalación Habitación de lluvia (2010), en clara consonancia con la instalación practicable que Ampudia realizara en 2006 bajo el título Lluvia interior, que invita al espectador a intimar con ella a través de un orificio por el que se vislumbra un ambiente húmedo y fantástico pero tan evanescente como el humo. En definitiva, la muestra resulta ser, por su atractivo visual, una oportunidad perfecta para entrar en el juego del arte conceptual, y en concreto, en el de Ampudia, el cual en esta ocasión nos invita a reflexionar sobre los absurdos del llamado “sistema del arte” desde una verdadera paradoja: aquél que se enfrente a esta propuesta encontrará de todo menos “humo”.
Galería Rafael Ortíz.
Del 13 de junio al 24 de julio de 2013.
Horarios:
Lunes de 18:00 a 21:00 h.
De martes a Viernes de 11:00 a13:30 y de 18:00 a 21:00 h.
Sábados de 11:00 a 13:30 h.