Dennis Hopper. En el camino
Por 5 junio 2013
1969, Costa Oeste de Estados Unidos: Wyatt, Billy, y más tarde George Hanson, inician junto a sus motos una búsqueda hacía lo que consideran la libertad o, más bien, la liberación de una América prediseñada, tan grande y única como inventada. Esta es la historia enloquecida del exitoso film Easy Rider, dirigido y protagonizado por Dennis Hopper (Billy), que se convirtió así en el reflejo de la contracultura americana de los años 60, la que había visto nacer la generación beat, que no quisieron verse consumidos en el falso mito de la América de familias perfectas y casas impolutas. Después de que este éxito cinematográfico le decidiera pasar factura en forma de alcohol, cocaína y rupturas profesionales, Dennis Hopper, que ya se había considerado a sí mismo el nuevo rebelde del cine tras la muerte de James Dean, decidió trasladarse a Nueva York (paradójicamente, repitiendo su itinerario como motero en busca su destino) llevando consigo su extrema voracidad artística y un olfato especial para el talento. Andy Warhol, Roy Lichtenstein o Claes Oldenburg fueron solo algunos de los que integraron su nuevo círculo social, pop y neoyorkino, en medio de cual desató su incipiente faceta como coleccionista.
Poco o nada de su itinerario vital quebrado y disfrazado entre las luces (de la fama) y las sombras (de las adicciones y de la frígida melancolía moderna) nos hubiera quedado si el mismo Hopper no se hubiera reconocido a sí mismo de esta forma: “Yo era un chaval tímido y era más fácil comunicarme usando la cámara”. Y a través de ella, su cámara, fue como vieron la luz las 141 fotografías tomadas durante los años sesenta en las que reaparecen las carreteras secundarias, las gasolineras y los retrovisores, el glamour y la publicidad barata y hasta los rostros de los pseudohéroes de la modernidad, que seducen al objetivo con una mirada que viene a recordar aquella frase que se repetía sobre Marilyn: como ella, los personajes y hasta casi la América retratada en su materialidad, “hacen el amor a la cámara” en cada encuadre.
Durante el recorrido por la muestra, resuena al fondo la voz del propio Hopper quien, en un video reciente, recita un monótono discurso que siempre comienza con “I remember…”, al que le siguen imágenes extraídas de una memoria, no la suya individual, sino la nuestra compartida, sobre los sesenta americanos. Qué duda cabe que nosotros, colectivamente, conocemos al Andy Warhol de los años dorados de la Factory, a los jóvenes Paul Newman y Tina Turner; que todos recordamos, con unos recuerdos “prestados”, el momento de la muerte de Jimi Hendrix o el discurso de Luther King en el que confesaba “I have a dream”. Precisamente de esto, de recuerdos “prestados” parecen hablarnos las fotografías, los extractos de películas y las piezas de música traídas para el reencuentro con el mundo de Dennis Hopper.
Instantes atrapados, al fin, de rodajes y reuniones, de encuentros en bares de carretera; opciones artísticas congeladas en pinturas popizantes con las que Hopper quiso adentrarse en la personalidad del propio Warhol (difícil tarea) y, para terminar, escenas escogidas de algunas películas en las que este dios fallido de la contracultura participó de distinta manera y que quedaron para siempre contagiadas del espíritu de los sesenta -el “esplendor” de los sesenta-. Si, como lúcidamente apreció Godard, “la fotografía es verdad y el cine es verdad 24 imágenes por segundo”, la conjunción de una y otro vienen a devolvernos un pedazo de la realidad, soñada, más que existente, en la que el mundo moderno y sus mitos comenzaban a desperezarse y a echar a andar. Parece tópico, pero es inevitable, recurrir a Andy una vez más para intentar comprenderla. En su revelador viaje a California a principios de los sesenta dijo, con brillante intuición, que “lo único que había que hacer era saber que estabas en el futuro. El misterio había desparecido, pero lo asombroso no había hecho más que empezar”.
Museo Picasso de Málaga
29 de abril al 29 de septiembre.
Calle San Agustín, 8 29015 Málaga
Horarios: De martes a jueves: de 10:00 h a 20:00 h. Viernes y sábados: de 10:00 h a 21:00 h. Domingos y festivos: de 10:00 h a 20:00 h. Lunes de julio y agosto de 10:00 a 20:00 h.