«La ficción hace comprensible el mundo»

Por Daniel López García

Reportaje fotográfico de Julia Córdoba

No sabía nada sobre Marina Perezagua (Sevilla, 1978) cuando su editor, Enrique Murillo, me habló de ella con entusiasmo. Entonces yo cubría para esta revista la reseña, la entrevista y la presentación en Sevilla del libro Yo, precario de Javier López Menacho –editado también por Murillo en Los libros del lince, editorial que dirige. Enrique me habló sobre la extravagancia y la delicadeza de su escritura, y de lo apasionante y fascinador que resultaba su lectura. Al tiempo, recibí de parte del editor los dos únicos libros de Marina publicados hasta la fecha por su editorial, Criaturas abisales y Leche. Tras su lectura en orden cronológico no me quedo más que dar la razón a Enrique. Acababa de descubrir a una escritora que lucía por la inteligencia de su escritura y la belleza del contenido de sus cuentos.

El pasado jueves 6 de junio Marina Perezagua presentó su último libro, Leche, en Sevilla, cuya reseña fue publicada en ¡WEGO! tan solo dos días antes. En los correos previos al acto que intercambié de nuevo con Murillo, nos concedió está entrevista, asegurándome que el encuentro con la escritora sería un placer, donde descubriría a un ser encantador, lleno de generosidad. De nuevo, Enrique tuvo razón.

La cita fue a las 10.30 de la mañana en el céntrico Hotel Inglaterra. De ese encuentro surgió esta entrevista que no puede aspirar a ser más que una prolongación del entusiasmo del editor por Marina, que ahora he hecho propio, y una motivación a la lectura de su obra.

Daniel López García: ¿De dónde surge Marina Perezagua, la escritora, y cómo llega a publicar su primer libro Criaturas abisales?

Marina Perezagua: Yo escribía desde hace muchísimo tiempo pero en realidad nunca tuve la idea de publicar porque no me sentía segura. Es decir, he trabajado muchísimo la escritura pero necesitaba seguridad para ponerme en contacto con un editor. Al final, hace ya como cuatro años, decidí recopilar lo que tenía, que más o menos valía la pena, y me puse a enviar el material a las editoriales. No tenía ningún contacto, nada. Además, por esa época yo ya vivía en Estados Unidos, así que me encontraba totalmente desvinculada de todo. Envié el manuscrito a dos editoriales y una fue la que dirige Enrique Murillo, Los libros del lince, simplemente porque vi un libro del que me gustó la edición y me decidí, pensando en que no iban a responder. Y Enrique Murillo se leyó el libro –que ya es mucho-, me respondió directamente y, a partir de ahí, puedo decir que he tenido mucha suerte con Los libros del lince, porque trabajan súper bien.

D.L.G.: ¿Por qué eliges el cuento como cauce de expresión literaria en tus dos libros publicados?

M.P.: Yo creo que porque le doy mucho protagonismo a cada personaje y todos son tan distintos que si quiero que cada uno tenga protagonismo, tienen que tener un relato por separado. Además, también por mi mente que de alguna manera trabaja como demasiado rápido -esto no lo digo como algo positivo- y es como si necesitara dar salida a diferentes temáticas. Que igual se podrían acumular en una novela pero también, como dije ayer durante la presentación del libro, el cuento entraña mayor dificultad y por eso me atrae más, es como un desafío mayor para mí.

D.L.G.: Entre Criaturas abisales y Leche se plantean muchas continuidades, la primera y más evidente ya la hemos comentado en relación al género literario ¿Qué es lo que marca la diferencia entre las dos obras?

M.P.: Yo creo que la diferencia es que en Leche he hecho consciente los procesos que antes eran inconscientes. Creo que se ve mayor madurez a la hora de expresar un compromiso social, por ejemplo. Siento que los procesos por los cuáles antes expresaba ideas de forma más intuitiva ahora están mejor articulados porque soy más consciente cuando escribo de lo que estoy escribiendo. También otra diferencia es que utilizo más la no ficción, me sirvo en mayor medida de testimonios orales, no tanto autobiográficos, sino testimonios que me han ido contando otras personas.

D.L.G.: Entre la tradición del cuento fantástico y la fuerte presencia de lo alegórico y lo poético en tus relatos ¿Dónde sitúas tu obra entre esos dos márgenes?

M.P.: Yo la sitúo más en lo alegórico, sí. Lo fantástico… he leído mucho relato fantástico y me encanta, y me dicen que muchos de mis cuentos son fantásticos pero no me sitúo a mí como escritora dentro de ese género. Me sitúo más en un terreno alegórico.

D.L.G.: Elementos comunes como la luz o, sobre todo, el agua cobran un profundo sentido lírico en algunos de tus cuentos ¿Por qué partes de estos elementos y qué significación tienen?

M.P.: Sí. La luz me parece muy importante como contrapartida a la oscuridad. Siempre he considerado que mis cuentos están en claroscuro y me interesa la luz como un valor de esperanza. A veces, la gente suele hablar de mis cuentos como cuentos siniestros y yo no los veo realmente así. Para mí son luminosos o a lo mejor es que yo les tengo cariño. Y después el agua. Pues eso sí imagino que tiene mucho que ver conmigo como persona. Para mí el agua es el escape, lo único realmente que me relaja (Marina practica el apneísmo que consiste en estar bajo el agua el máximo tiempo posible consumiendo el mínimo de oxígeno). Bueno, aparte es que vengo de una familia de marineros, mi madre es capitana de barco, mi tío pescador, todos venimos del mar, así que imagino que es inevitable.

D.L.G.: También están presentes en tus libros relatos de tipo mitológico (Jano y Jana o Mio Tauro) que apuntan hacia una serie de elementos humanos universales como la violencia, el amor, la creación o el arte ¿Guardan estos relatos alguna relación con tu idea del ser humano y del mundo que habita?

M.P.: Cuando era pequeña mis padres en lugar de leerme literatura infantil siempre me leían relatos mitológicos. Entonces fui más o menos entendiendo el mundo de esa manera circular propia del relato mitológico y que le va muy bien estructuralmente al cuento. Me imagino que por eso empiezo a escribir cuentos. De alguna forma, me sirvo de esa forma de contar con su carácter proteico para expresar una visión de la humanidad, incluso del arte, la forma en la que yo encierro toda la información que tengo sobre el ser humano y la hago comprensible a través de la escritura.

D.L.G.: La verdad es que en la lectura de tus relatos es muy potente esa forma de expresar esos valores o elementos tan abstractos y tan difíciles a la hora de ser contados o de su comprensión. Y sorprende lo bien que entras en ellos a través de ese tipo de relatos.

M.P.: Sabes lo que pasa… el otro día hablaba con un amigo que es una persona excepcional, una mente brillante (se refiere al escritor argentino Martín Lombardo, autor de Locura circular, también publicado por Los libros del lince), y él charlando me preguntaba porqué uso tanto la ficción en lugar de la no ficción. Me contaba que cuando Bernal Díaz del Castillo llegó a América, cuando empezó a descubrir el nuevo continente, a los indígenas y todo lo que allí iba viendo, llegó un momento en que el lenguaje, en este caso el castellano, no le alcanzó para descubrir todo lo que allí había. Le pregunté sobre lo que hizo en ese momento en el que el lenguaje se le volvió insuficiente y me dijo que acudió a la ficción, acudió al Amadis de Gaula. Entonces el sentido vendría del lado de cómo tomamos la ficción, seguramente porque ya hay un imaginario armado, simbólico y colectivo que nos hace comprensible el mundo, según ese relato ficticio. En este sentido, la ficción hace comprensible el mundo.

D.L.G.: Ese sentido de lo simbólico y lo circular abarca hasta el hecho performativo de tu propia escritura. Tu primer libro se publica en mayo y tu segundo libro vuelve a publicarse en otro mayo dos años después. De hecho la fecha 7 de mayo aparece como clave en el cuento Mio Tauro ¿Tiene algún valor simbólico esa circularidad y esa recurrencia a mayo?

M.P.: Sí, bueno… en todo, en mi vida soy muy circular, tiendo a esa forma perfecta que es el círculo. Y me imagino que como soy tan metódica y me exijo muchísimo, el publicar en mayo es porque se cumplen dos años de la publicación del primer libro, y que me parece el tiempo exacto y más que razonable para publicar otro libro. Además de otras cuestiones como que durante el verano es mala época para publicar, entonces tiene que ser en mayo; porque durante el otoño no estoy en España. Y sí, me lo propuse como meta. De hecho, ahora que estoy con la novela, ya he pensado que me tomaré dos años y publicar en la misma fecha.

D.L.G.: Como última curiosidad, me gustaría que me comentaras sobre tus lecturas de referencia e influencias literarias.

M.P.: Pues un poco de todo. He leído mucho el canon que nos imponen, sobre todo en las universidades norteamericanas que son muy estrictos donde siempre se leen los mismos autores. Por ejemplo, hay muy pocos autores de teatro cosa que a mí me parece impresionante. Yo no sé aquí qué tanta atención se le presta al teatro pero en Estados Unidos se le presta poquísima, no se leen autores de teatro y por ejemplo a mí es un género que me interesa muchísimo (acaba de escribir su propia versión de Antígona). Leo también a muchas mujeres por el departamento en el que estoy en la universidad en Estados Unidos. Para mí ha sido muy importante por ejemplo Mª Luisa Bombal. También autores de obra curiosamente breve como por ejemplo Juan Rulfo. Y después, autores menos conocidos como Marcel Schwob, autores que no son raros pero que han tenido menor difusión no sé porqué motivos. O ahora por ejemplo, el dramaturgo polaco Slawomir Mrozek y fíjate que lo que yo hago no tiene nada que ver con lo que él hace. También leo mucha no ficción, por ejemplo, ahora que estoy escribiendo la novela estoy leyendo muchos documentos de cómo se llegó a la bomba atómica. En fin, leo de todo.

Llegados a este punto en el que entre Marina, la fotógrafa y yo se ha creado un clima de complicidad y entendimiento, me atrevo a confesarle que el porqué de esta última pregunta no es más que la duda que genera el tema de las influencias en literatura y cómo en la reseña me aventuré a especificar las otras lecturas que me evocaban sus relatos.

M.P.: En todo lo que tú escribiste me reconocí. Yo casi nunca leo las reseñas a mi madre y con está lo hice porque me sentí reconocida. Y para mí es importante porque al igual que tú me dices en esa reseña “eso que dice Marina es porque este otro…”, yo luego puedo decir, “como dice tal de mí misma…”. Porque yo realmente no me leo a mí misma, me es difícil. Hay muchos escritores que tienen una idea muy formada de sí mismos pero yo no. Hay veces que no sé explicarme más allá de las críticas en las que me siento reconocida. Así que gracias por el retrato.

Con motivo de unas fotos más que quiere tomar Julia Córdoba, la fotógrafa, seguimos charlando y entre los tres se sigue formando cierta confabulación. Pero un señor con periódicos bajo el brazo que espera en el hall del hotel irrumpe de forma abrupta, como en algunos de los cuentos de Marina, para dar fin a este otro relato que bien podría haber terminado en cualquier plaza o calle cercana tomando unos vinos. Todo se andará.

* La presentación de Leche tuvo lugar en La Mercería Café Cultural. Marina estuvo acompañada de su editor Enrique Murillo, del escritor Fernando Iwasaki y de la periodista Mª Luisa Chamorro, donde Iván Vergara presentó Contemporáneos #3, documental dedicado a la escritora . El reportaje fotográfico de la presentación de Leche es de Alejandro Rodríguez para esta revista.

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