Fantasía, mitología e historia en ‘Mio Sidi’
Por 13 noviembre 2012
Ricard Ibáñez, conocido creador de juegos de rol e historiador, nos trae un relato en el que aúna la historia de uno de los mayores héroes nacionales, el Mio Cid, con una fantasía basada en la compleja mitología hispánica. Mio Sidi es una mezcla de registros y estilos, una divertida historia contada de una forma ágil, sencilla y con un cierto toque de humor.
Mio Sidi, del escritor catalán Ricard Ibáñez, supone una original vuelta de tuerca al panorama español de literatura fantástica. Alejada del estilo de espada y brujería más tradicional, y a caballo entre un compendio de mitos hispánicos y un libro de historia, Mio Sidi nos adentra en la vida del popular caballero castellano Rodrigo Díaz el Campeador, pero narrado desde una perspectiva sumamente original, aunque manteniendo cierto rigor histórico (aunque parezca imposible).
Ricard Ibáñez se olvida de los típicos elfos de la mitología nórdica, se olvida de los magos made in Dragonlance y nos descubre unos orcos que poco tienen que ver con los que persiguieron a Frodo y a la Compañía del Anillo. Ricard nos habla de lamias (monstruos femeninos devoradores de seres humanos que habitaban en la península), de orcos o uñaslargas, (criaturas inventadas para dar miedo a los niños) o de un djinn de los deseos (el genio de Aladín, para entendernos), y para que no creamos que todo es fruto de su imaginación, sino que tiene su base real, nos incluye una serie de notas del autor (más de 80), en la que nos demuestra la enorme documentación que manejó y nos da apuntes de la base histórica en la que está argumentada la historia, sus personajes y sus criaturas.
La sustancia mágica de Mio Sidi, además, está íntimamente relacionada con la religión y con una antigua tradición que nos habla de que junto al dios macho, existía una diosa madre, llamada la Abominación y ocultada al mundo por los adoradores del primero. El autor incluso se permite regresar al origen del hombre para hablarnos de las tres esposas de Adán.
Pero centrándonos en la parte histórica de la novela, para los que desconozcan las aventuras de Rodrigo Díaz el Campeador, el Mio Cid es una historia épica de recuperación de la honra perdida por un héroe desterrado por robo que renace de entre sus cenizas para, con tan solo su valor, sus amigos y una espada, conquistar las tierras de los infieles y recuperar el honor del Rey. Ricard Ibáñez, sin embargo, nos lleva mucho más atrás en su relato, y comienza a narrarnos su historia desde la tierna infancia de Rodrigo, cuando casi por casualidad comienza a forjarse su propio destino y a entrelazar su vida con el de la magia.
Pero no todo podía ser bueno en la obra de Ricard. Pese a disponer de un ritmo frenético, una fácil lectura y un tono divertido y épico, da la sensación de que al autor le tembló el pulso a la hora de ser realmente él mismo, de convertir todo el texto en una continua picaresca y de salpicar con rotundidad cada página de ese humor mordaz que se puede apreciar en muchas partes de la novela. El resultado es una mezcla de estilos, con partes más serias y partes más cómicas, pero sin un estilo propio del todo reconocible. Ricard Ibáñez podría haber creado una versión hispana del Mundodisco de Terry Prattchet, pero se quedó a medias. Construyó una sensacional herramienta de entretenimiento, pero se echan de menos más conversaciones como las mantenidas entre el Sidi y el Djinn de los deseos.
En definitiva, Mio Sidi es una interesante y original novela de aventura, que supone un poco de aire fresco en el recargado ambiente de la literatura fantástica actual. Su prosa ágil y entretenida, muy relacionada con los orígenes de creador de juegos de rol (Ricard Ibáñez es el creador de juegos tan populares en el mundillo como Aquelarre o El Capitán Alatriste), hace que el libro sea sumamente fácil de leer, aunque se echa de menos que hubiera extendido su mordacidad a todas las páginas de la novela.