La revolución esta vez será cantada
Por 17 abril 2012
Fotos: Iram Martínez / Antes que nada, ¿Recuerdan la última vez que asistieron a un concierto de canción protesta? Yo recuerdo vagar por los bares de cantautores de Sevilla en la adolescencia, pero más allá del desamor, las borracheras y alguna letra comprometida, nunca localicé verdadera crítica ni en la música, ni en el posicionamiento de sus creadores. Pues bien, el pasado sábado en el teatro Alameda desembarcó una pequeña delegación de la Fundación Robo -un grupo de músicos organizados tras el 15M para revisar el uso político de la canción popular-. El embajador de excepción, Nacho Vegas, al comienzo del concierto hizo un guiño a la temática del 14 Festival Zemos98: “Vamos a cantar canciones con mucho copylove”.
Para los no iniciados, recomiendo un repaso por la programación y los textos y contextos generados durante este festival, que este año ha elegido como temática la remezcla (reinterpretar la vida cotidiana), el amor y el procomún (bienes materiales e inmateriales que nos pertenecen a todos y que deben gestionarse para el bien común, así resumidito), y que han querido aglutinar en un concepto que han trabajado con diversos colectivos en diversos encuentros: el Copylove. Sólo así podrán comprender en toda su profundidad la conveniencia de este concierto en el Zemos98. Robo pretende crear canciones colectivas, canciones que acerquen temas que ya no son habituales -Si es que lo han sido- en las diversas escenas musicales españolas. Lo hace no sólo con canciones originales, sino con versiones e incluso con el rescate de temas populares.
A ambos lados de Nacho Vegas, Roberto Herreros (acústica, armónica y voces) y Joseba Irazoki (eléctrica y banjo). Tras ‘Gallo Rojo y Gallo Negro’, versión de Chicho Sánchez Ferlosio, un emotivo himno minero: ‘Santa Bárbara bendita’ para después ir desgranando algunos de los temas recogidos en la web de la Fundación: ‘Disonancia cognitiva’ (“Oye, tú, quítate tanto miedo. Si, total, al final, somos gemelos Y, si no, te caerás. Y no quiero”), ‘Cómo hacer crac’ (“Y desayunas leyendo la prensa para saber lo que hay que pensar. Lees tu horóscopo; eres Capricornio. Te entra el pánico y bajas al bar”.)
Para mí el momento más especial fue la canción que Joseba Irazoki, actual guitarrista de Atom Rhumba, interpretó en euskera. Joseba toca la guitarra con cariño, de una forma absolutamente personal y mientras sonríe. Qué me gusta ver cómo la gente que ama la música es feliz mientras toca. Ese sentimiento de plenitud arropó el resto del concierto en el que pudimos escuchar otros temazos como la magnífica ‘Bloqueo’, canción de los extintos Grande-Marlaska, ‘Ahora que estamos en pie’, el primer corte publicado de la Fudación Robo, y al fin-en el bis- y junto al público, otra de las versiones que más ha dado que hablar: ‘Ésta es mi tierra’ (adaptación de ‘This Land Is Your Land’ de Woody Guthrie).
Podéis ver el concierto entero y con un sonido estupendo en el siguiente vídeo.
No sé por qué el público optó por sentarse. Yo creo que hubiera ser más divertido y participativo cantar todos juntos y darle un poco de calor a los músicos. En fin, cosas mías. La actuación se apoyó durante todo el tiempo con imágenes que yo calificaría de “remezcla política”: policía disolviendo manifestaciones (imágenes recientes de Barcelona o Valencia, por ejemplo), fotografías de políticos, banqueros, activistas, etc.
Por cierto, en mitad del concierto, los Pony Bravo aparecieron por sorpresa y tocaron ‘Superbroker’, una de las canciones de su segundo álbum ‘Un gramo de fe’ (El Rancho, 2011). Juan Luis Matilla de MOPA completó la delegación de El Rancho con samplers, deconstrucciones al micro de la palabra money y baile- su intervención musical me resultó algo monótona, pero claro se mueve tan bien que me dio un poco igual-. Por su parte, Pablo Peña nos dedicó unos minutos de ruidacos como Fiera.
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