Rockocó deluxe o la vaginoplasticidad de la música
Por 4 marzo 2012
Por fin pudimos asistir a uno de los escasos conciertos de Las Muñecas de Calle Feria, y sin duda, el más puntual. Ya se sabe lo que pasa cuando se telonea a un grupo de la vieja Europa, que serían suecos, aunque no se lo hicieran. Así que el comandante Maribel tuvo que cuadrar a sus muñecas y lanzarlas al escenario. Muñequizados al extremo, con sus pañuelitos al cuello, su maquillaje Margaret Astor que tanto gusta en el mundo del traveleo, sus taconazos leopardo de oferta en el Mango y dejando a la imaginación del respetable tan sólo los ribetes, flecos y volantes de sus ropas interiores, se presentaron en la Sala Malandar.
Rudy Manila, la auténtica muñeca del pleistoceno, el eslabón perdido entre el hombre y la mona, Lisa y roma, nos enseñó a tocar las congas con su abrigo de pelos sin mangas, solo le faltaba el moreno subsahariano. Boy Doll, prócer galáctico de la humedad acariciaba la guitarra como si fuera su particuar fetiche de la fertilidad.
Sweet Jim a la guitarra baja, embuchado en sus pantaloncitos azules y marcando su sospechosa paquetita en el bolsillo de atrás, Aunty Mike, parecía un marqués de los tiempos de Berlanga aquejado de gota, llegó al escenario con una guitarra y con una muleta, aristocracia y cojera por los cinco costados.
Por último Dirty Mullet a la batería, sensual, elegante, labios coloraos como un pepe irritao y mirando de soslayo hacia una lejana constelación. Sólo faltaba Daddy C., que habiéndose equivocado al coger la nave, seguramente estaría en otro planeta, abstraído, absorto y pidiendo fuego a su alma gemela.
Ya estaban todas, iba a comenzar el Rockocó Deluxe. Sonaba ‘La cresta del enrolle’ y todo empezó a rodar, las mujeres a bailar, qué os voy a contar. Momento mágico el del ‘Baladón’, apareció el monolito cósmico, este es definitivamente el año de los mayas, o de las mallas, qué más da…
El caso es que la noche fluía como la cerveza de los grifos y a través de las pompitas mágicas que sólo fluyen hacia arriba se les podía ver más chulos que nunca. Al final entendimos cómo son, ya que no son ni aquí ni de allí, son así y así son, y lo que tienen claro es que nunca van a ser como Papi, por Dios, pero tampoco serán, por la Virgen, como Mami. Menos mal.
[Mira el programa de ¡WEGO! TV dedicado a Las Muñecas de la Calle Feria:]