Crónica: Nacho Vegas en la Sala Custom
Por 19 febrero 2012
Sigue recto, hay un desvío
Fotos / Iram Martínez El asturiano Nacho Vegas vino a presentar el jueves en la Sala Custom algunos de los nuevos temas incluidos en su último trabajo ‘Cómo Hacer Crac’ (Marxophone, 2011). Con un excelente sonido eléctrico de banda, Vegas estuvo escudado por su guitarrista de confianza Xel Pereda. De sensibilidad similar a la del asturiano, el también compositor e intérprete Abraham Boba consiguió ese sonido ‘Blonde On Blonde’ de los teclados que parece ser una de las influencias ineludibles del ex Manta Ray.
Gesto adusto, vistiendo americana del color que se imaginan y embozado en su propia timidez, Vegas compareció con guitarra eléctrica, y entonó las primeras notas de ‘La Gran Broma Final’, crónica de desamor cruel e irónica que se sumerge en una corriente de humor autodestructivo. Más allá de la broma, el asturiano demoró el paseo por La Zona Sucia (Marxophone, 2011) con la agorera ‘Cuando Te Canses De Mí’. Acompañando con la acústica, Pereda tomó el relevo al final cambiándose al lap steel con el que lanzó destellos de ópalo roto confiriéndole impronta americana al tema.
En ‘La Fiesta’, el asturiano adoptó ese aire de Dylan que tanto le gusta. Firmemente secundado por el bajo de Luís Rodríguez, Nacho resulta ser en esta canción el último reducto de una fiesta en la que no hay nada que celebrar. (Toma, esta es tu vida / intenta hacerlo bien). Nacho Vegas utiliza el absurdo de lo cotidiano para construir gran parte de sus letras, así ocurre con ‘Días Extraños’, o la posterior ‘Perplejidad’, encomiable el trabajo del incansable baterista Manu Molina, que siempre tenía una mano para cascabeles, sonajeros y maracas.
Los personajes al margen, como la protagonista de ‘Hablando De Marlén’ (Esto No Es Una Salida, 2005), parecen encontrar su único lugar en el mundo en las canciones de Nacho Vegas. Encogió el ánimo del público la historia de esta mujer, cuya única voz es un pizarrín y una tiza y que trabaja por horas en el club ‘Huracán 72’ de Norteña (ciudad imaginaria en la que el asturiano localiza algunas de sus ficciones). Tremendista fue también la interpretación del tema, con efectos de reverberación en la voz de Vegas y con Molina empleando las mazas sobre la batería. No hay atisbo de humor en la tragedia de Marlén, por eso no había mejor momento para un cóctel (y algo más) y recuperarse así del mal trago.
Improbable orador, Nacho Vegas dio las buenas noches tras el tercer tema pero no le vimos en persona realmente hasta que dejó escapar un resquicio de sonrisa cuando tras tocar con la guitarra los primeros acordes de ‘Dry Martini, S.A.’ el público dejó escapar un atolondrado suspiro de reconocimiento que abrió una vía de agua en el hierático rostro del artista. Daba la impresión de que se sentía a gusto.
Distante y jocosa ‘Dry Martini, S.A.’ (Hablo sólo / bebo té) fue coreada de principio a fin por el público, y es una de las fijas en el repertorio. La inquietante guitarra inicial de ‘Cómo Hacer Crac’ abrió paso a una cascada de refencias políticas y de actualidad, que son cada vez más frecuentes en las canciones de Nacho Vegas, pero el asturiano da con este tema un giro a su pesadumbre habitual para convertirla en auténtico terror. Después sonó ‘Taberneros’, frágil melodía de piano, adaptación de una canción tradicional asturiana, que va creciendo en intensidad en una historia que va acumulando despedidas hasta deshacer cualquier posibilidad de afecto, con el Mondúver de fondo como mudo paisaje.
Se quedó solo sobre el escenario de la Custom, acompañado únicamente por su acústica para ‘Ocho Y Medio’, canción tristísima, de un pájaro muerto y una gotera de agua gris y que terminó con la participación de toda la banda. Se despidió antes de los bises con ‘El Hombre Que Casi Conoció A Michi Panero’ (Es hora de recapitular…), que fue coreada por toda la Sala Custom con voces menos infantiles que las que se oyen en el original. De nuevo el humor de Nacho Vegas, que sabe que la mejor forma de hacer autoparodia es decir siempre la verdad.
Para los bises escogió la amarga ‘Canción Del Extranjero’, adaptación propia del tema de Leonard Cohen y cerró la actuación con ‘La Noche Más Larga Del Año’, que fue creciendo en electricidad hasta el estruendo final. Distorsión, ruido y… crac.
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