El autorretrato de Eva Lindberg
Por 18 enero 2012
La casa del Libro es testigo de las intimidades de Eva Lindberg. En sus escaleras, la joven fotógrafa gaditana ha querido desnudar su alma y mostrarla a todo aquel que visite esta galería. La obra surge de su amor por la fotografía y de la reflexión sobre su experiencia vital. Eva es andaluza por parte de padre y sueca en su herencia materna. Ha vivido en ambos países y bebe de la influencia de las dos culturas. Eligió Sevilla para licenciarse en periodismo y Jerez para adentrarse en el mundo laboral. Sus primeras fotografías vieron la luz en La voz de Jerez, y de está relación laboral con la imagen surgió un romance profundo y verdadero. Es este amor el que se muestra sin tapujos en La casa del Libro, un querer que no ha hecho más que empezar y que, seguro, durará mucho tiempo.
En esta galería improvisada, rodeada de libros, las fotos se desvelan tras marcos blancos de diferentes formatos. Hay tomas en color, pero el blanco y negro domina en la muestra. El contraste de luces y sombras nos habla de la propia personalidad de la artista, cuenta una historia de autodescubrimiento, de movimiento, de siluetas que se pierden en la atmósfera. A simple vista podrían parecer simples, el fruto de un instante irrepetible, bello pero pasajero. Es la historia que cuentan lo que da valor a esta serie tan íntima.
Eva nos ha hablado un poco de su trabajo:
Nací en: Cádiz en 1982.
Mi primera fotografía fue: Ufff, hace tanto que no la recuerdo… pero si te sirve de algo, las primeras fotografías que todavía mantengo en mi memoria fueron las que tomé en la ciudad de Linköping y eran casi siempre a lo largo de días nublados… y es que era esa luz con tonos algo grisáceos que se proyectaba sobre todo aquello que alcanzaba lo que me entusiasmaba.
Mi última ha sido: Mi última ha sido una sombra proyectada en una pared blanca de una iglesia de Jerez y que ha terminado convirtiéndose en una silueta al más puro estilo Peter Pan.
Me metí en esto porque: Te diría porque estoy más pa’ allá que pa’ acá, porque intentar sobrevivir de esto no es tarea fácil. Pero si la respuesta tiene que ser más breve y directa sería «porque es lo que me devuelve a la vida».
He trabajado para: Comencé en La Voz de Cádiz, le siguió La Voz de Jerez y he hecho algún que otro trabajo para algunos fotógrafos en algunos eventos.
La técnica que uso es: Me gusta jugar con las velocidades lentas y aprovechar cualquier rayo de luz, por muy insignificante que este pueda parecer.
Mis mayores logros han sido: Estar donde estoy ahora mismo. No es un camino fácil y sé que es ahora cuando más complicado se va a poner… Veo muchas curvas y montañas allá a lo lejos, pero estoy dispuesta a correr riesgos, a ver qué tal sale…
Mi fotógrafo favorito es: Difícil pregunta o fácil según se mire, hay tantos que me gustan… Además estoy descubriendo nuevos por día que pasa. Diane Arbus tiene algunas imágenes muy buenas aunque algo más estáticas que las que hace Elliott Erwitt, sus fotografías están llenas de «momentos» imposibles, llenos de vida, de personas… ¡Me encanta! Lee Friedlander también es apasionante, desde los reflejos en ventanas y escaparates hasta las capturas de televisión… Si nos vamos a un fotógrafo completamente diferente elegiría a Marcin Twardowski, es simplemente brutal como capta las miradas, la imaginación que tiene y la luz que utiliza en todas y cada una de sus fotografías….
Si sólo pudiera hacer una fotografía más sería: La que reflejase un segundo irrepetible, lleno de vida, luces y sombras y que dijera mucho más de lo que a simple vista el ojo humano puede ver…. ¿Directo al subconsciente?
Una imagen sobre mi sería: Algo borrosa, con más sombras que luces, con miradas intensas y gritos que se los lleva el viento! Algo así…
Su Nikon 300S ha sido la encargada de capturar todos estos instantes que hablan de si misma. La técnica y el procesado, de una gran calidad, se ven enturbiados por un tercero en discordia: la calidad de la impresión. Es una pena que la belleza de las imágenes se vea minado por un factor que se escapa de las manos de Eva Lindberg, un silueteado azulado que rodea los negros causado, sin lugar a dudas, por la calidad de las tintas elegidas. Este detalle unido a la iluminación pobre de la sala, que había decidido dejar entre las sombras las tomas situadas en la última planta, hace que el sabor de boca que deja Lost mind of mine sea agridulce. Espero que, con el tiempo, podamos disfrutar de nuevo de la obra de esta artista de la imagen en mejores circunstancias.
Puedes ver la exposición Lost mind of mine de Eva Lindberg en La casa del Libro, situada en la calle Velázquez, en horario comercial, hasta el próximo 8 de febrero.