‘Un Gramo de Fe’ de Pony Bravo
Por 9 diciembre 2010
Vamos a empezar por el principio. Yo era una de esas malas lenguas que decían: el disco (‘Si bajo de espalda no me da miedo y otras historias’ (Monterrey/El Rancho, 2007)) de los Pony Bravo es guay, tienen personalidad, pero esto ha sido suerte…Es un proyecto con difícil continuidad. Pues bien, ahora llega el momento de meterse la lengua en el culo.
El pony cabalga de nuevo y lo hace de forma desbocada en ‘Un gramo de fe’ (El Rancho, 2010), el segundo disco de Pony Bravo. Un grupo que hace música que me despierta sentimientos encontrados. Voy a intentar explicarlo lo mejor que pueda. En directo me gustan y en disco no. ¿Por qué? La explicación es simple, para mí los Pony son la viva expresión del directo…
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Es así como elegir un determinado número de canciones (desechar otras), y ordenarlas en un tracklist me parece lo más parecido al refrán éste de «No le pongas puertas al campo». Es como si la tormenta de ideas del local de ensayo, se quedase sin óxigeno trasladado al disco.
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Como banda merecen mi respeto más absoluto. Son un grupo como los de antes, modelados y picardeados a base de carretera y local, que se dedican a la música y punto, y lo más grande: fluyen en el escenario (Sorprendente en los días que corren ante tanto grupo de esos que hacen música por pura pose, que no se lo curran y se dedican a lamentarse…). Es curioso observar la especie de nirvana, el mantra que rodea al baile hipnótico de Pablo Peña y Darío del Moral. Las caras de satisfacción de los componentes de la banda sevillana en el directo, su total compenetración. Esa forma de cantar de Dani, que es la melodía pura de las canciones…Vamos, sólo lo puede imitar por cuestiones genéticas su hermano (Al más puro estilo Nacho/Xavel Vegas). Vamos que me los creo, que son buenos comunicadores, que me transmiten.
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Aún así, ‘Un gramo de fe’ se me hace un poco descompensado. A temazos como ‘Noche de setas’ o ‘Lo más difícil del mundo’ (en la que toman la letra del bello fandango interpretado por grandes como El Agujetas o Morente), se unen cortes menos estimulantes como ‘Imnopsis groove’ o ‘La mangosta’ (Ésta última es tan pegadiza que desde la escuché retumba en loop en mi cabeza). Y dicho esto, vamos a contar las virtudes del segundo álbum, que tiene muchas. Letras delirantes, un collage cultural, social y emocional que se aproxima incluso al dadaísmo…Vamos, plasman lo cotidiano como nadie, lo mezclan con folclore y con lo exótico. Es como si Pony Bravo tuviera en sus manos el condimento secreto de una de las recetas más buscada en los últimos tiempos: ellos dominan el arte de lo glocal. De ser muy de Sevilla, de la Macarena, de Castellar y el Pumarejo y ser ciudadano del mundo.
Noche De Setas by El Rancho
A ello se une esa combinación explosiva de la psicodelia con el rock andaluz, los ritmos africanos, el dub y ahora los sones latinos con esos coros que se escuchan, sobre todo, en la segunda parte del disco. Y luego esa ironía, ese humor tan del sur, la socarronería, la picaresca al más puro estilo de la Sevilla cervantina, y esa capacidad panorámica de radiografiar el mundo que nos ha tocado vivir…(‘Super-broker’, ‘China da miedo’, ‘La rave de Dios’.). En fin, que se meten de una tacada con la crisis económica, el fundamentalismo religioso y todas las cosas que se te puedan ocurrir
Así que nada, posiblemente estamos viviendo los momentos más dulces de una banda en plena apogeo. Hasta a los críticos más huesos de la ciudad les hacen los ojos chiribitas. Les queda mucho (afortunadamente) y ya han demostrado que lo suyo es pura personalidad, pura garra, echarle valor. Sólo espero que eso de quien mucho abarca poco aprieta no se cumpla en su caso, y que la originalidad e insólita personalidad que derrochan no se vaya por los derroteros de la dispersión (Como, por ejemplo, creo que les pasa con Fiera), porque hoy por hoy, la capacidad creativa de este grupo parece inagotable.