Astrud cierra la edición 2009 de Nocturama

Por Thomas Esposito

Thomas Esposito/revistawego@gmail.com

18 conciertos, dos a la semana, 18 chispas de frescura que a lo largo de los dos meses más cálidos del año han ofrecido a los que se hayan quedado la ilusión de vivir en una ciudad que , aunque no lo parezca, todavía permanecía con vida.

El jueves Nocturama cerraba su programación 2009, un ciclo de conciertos que ha traído a Sevilla una amplia selección de bandas del panorama indie internacional. Algunas estupendas, en el escenario del CAAC, otras defraudantes; todas por lo menos agradecidas por el público que,  con una gran muestra de confianza hacia la organización del ciclo (la Suite y Green Ufos), nunca ha abandonado el cesped del Monasterio de la Cartuja. El honor de cerrar el ciclo corrió a cargo de Astrud, grupo catalán veterano del indie pop español, que se presentaba en una inédita formación enriquecida por algunos miembros del colectivo experimental Brossa. Un a formación poco común y un concierto que como cierre quizá no llegó a llenarnos la barriga.

Manolo Martínez, voz, y Genís Segarra, teclado y programaciones, se presentaron ayer en los Jardines del Caac arropados por cuatro componentes del colectivo Brossa: Aleix Puig (violín), Gregori Ferrer (acordeón), Oleguer Aymamí (violoncello), Adrià Grandia (zamfoña) y Marc Casas (marimba y vibráfono). Cuatro Músicos con M mayúscula, que con sus instrumentos dieron a la noche y a los clásicos de Astrud un toque novedoso y vestido de misterio.

Los de Barcelona, por su parte, tampoco pasaban desapercibidos. El estilo sobrio de Manolo complementaba la figura esbelta de Genís, lanzado hacia el cielo por dos tacones de aguja negros, camiseta blanca y short muy cortito. El  del mixer el fue el verdadero moderador de la noche, presentando  a todos los miembros de la formación e introduciendo cada tema con modales de sala de té. Manolo en contra llevaba unos vaqueros y una camisa de manga cortas, el estilo rutinario del artista conciente de tener en su voz el virtuosismo más valioso.

Los Jardines del CAAC estaban abarrotados. Saltaba a los ojos, que Sevilla cuenta con una importante comunidad de Astrud-aficionados. Impresión que fue fortaleciendose a lo largo del concierto. Cada vez que Genís presentaba los temas que la banda iba a tocar desde el aforo se levantaban estruendos de complacencia.

La ovación más grande del público se le dedicó a ‘Hay un hombre en España’, tema de letras irónicas sobre un imaginario Leviatán ibérico «que lo hace todo». Un tema de los más movidos de la noche, que con su parte final desviada hacía el folk despertó por un momento las ganas de moverse del público, que por el resto del concierto estuvo bastante quieto, disfrutando de las letras irreverentes y un poco repetidas de Astrud.

El grupo hizo un recorrido a través de sus 14 años de carrera musical tocando temas historicos como ‘Todo nos parece una mierda’, ‘He vuelto’, ‘Minusvalía’, ‘Cambio de idea’, ‘El Vertedero de Sao Paulo’ y  ‘Paliza’. Manolo daba muestra de bel canto, atreviéndose en repetidos agudos que no llegaron a cansar al público.
Su voz y las letras compuestas junto con Genís se veían proyectadas en otra dimensión por el suave pero decisivo acompañamiento del grupo Brossa. Los cinco músicos parecían muy cómodos y hasta protagonizaron un par de coros junto con Manolo y Genís. Su contribución fue sin duda lo mejor de la noche, junto con la ironía que de vez en cuando se colaba entre los estribillos redundantes de Astrud.
Sintesis perfecta de su estilo, la gran ‘Noam Chomsky’ como última canción fue la mejor elección para concluir un concierto del que se despidieron al final jugando con el público con una canción infantil en catalá «para aprenderse las partes del cuerpo». Para entonces habían llegado las 12 h y el Monasterio de la Cartuja, después del sueño de verano, volvería a su estado natural de silencio, no sin antes presenciar una sesión de despedida a cargo de los platos de Dj Stereofan, habitual en las salas de Sevilla con más marcha, así como en los post-conciertos de este ciclo.
Un final de ciclo quizá un poco flojillo, aunque Nocturama tuvo este año uno de los mejores carteles de su historia aunqeu hubo de todo: conciertos que nos entusiasmaron y otros que nos  supieron a poco. Aquí me gustaría que los lectores diesen su opinión. Adiós Nocturama, hasta el año que viene.