Más Cangrejos en el Perro

Por Iram Martinez

Antonio M. Jiménez / revistawego@gmail.com

¿Ustedes saben qué es un cochifrito?

El responsable de la editorial Cangrejo Pistolero y del ciclo de perfopoesía Cangrejos en el Perro, Antonio Villarán, tampoco. Pero a él le gusta decirlo porque suena «muy musical».

Llamando cochifritos a los asistentes saludó Villarán al cerrar la temporada de «Cangrejos en el perro», que desde hace algunos meses convocaba todas las semanas a varios poetas en el bar El Perro Andaluz para recitar algunas de sus piezas.

Tras la lectura de «Van a por nosotros», de Accident Poli Poetic (ausente esa noche), Villarán dio paso a Luci Romero, quien recitó tres de sus poemas, y posteriormente a «El poeta clásico» Eduardo Chivite, con el que el Cangrejo mantuvo un duelo poético hace algunos meses que resultó en empate, según el público.

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Quizás como acto de legado u homenaje al Chilango-Andaluz, Chivite quiso leer un par de poemas del joven mexicano Rogelio. El segundo de ellos, muy cortito, un pictograma:

«Me contaron que estabas enamorada de otro

y entonces me subí a mi cuarto y escribí

ese artículo contra el gobierno

por el que estoy preso»

Las intervenciones de Laura del Rosal y del «chungo, radical, oscuro y muy violento» miembro de la Carolain Band, Charco (Rafael Maíz), dieron paso a un breve descanso de algunos minutos durante el cuál poetas y asistentes brindaron por todo menos por el final de «Cangrejos en el perro». Nadie parecía creérselo, a pesar de que Villarán anunciase que en septiembre «posiblemente» y «posiblemente no» se rescate este encuentro que «los cangrejos» llevan dos años celebrando en Platea y El Perro andaluz.

Finalizado el descanso, el chilango Iván Vergara, Appu, recitó cuatro poemas de la serie «Oda a la masturbación femenina», de Nuria Mezquita, que por motivos personales no pudo asistir a la despedida de Cangrejos en el Perro.

Su buen amigo Coco Manfredi vino a suceder en el escenario al mexicano, con la lectura de tres poemas, el tercero de los cuales fue acompañado con la interpretación simultánea en italiano gracias a la voz prestada de una mujer.

El poema de la noche se le debió a Viki:

«Nunca una noche de perros pudo ser mejor,

en la noche de perros los cangrejos

disfrazados

lanzan con sus pistolas balas perdidas

a otros perros

olvidados con su recámaras vacías»

En la última noche de Cangrejos en el Perro hubo muchas ausencias, pero la más brillante de todas, sin duda, la de Lluis Pons Mora, quien mandó dos poemas por email para que los leyese la camarera del bar, Enar. Encima no eran suyos, sino de César Pavese y un tal Jim Morrison.

Invitado por primera vez, la guinda de la noche la puso el catalán Ferrán Hernández, quien recitó algunas de sus piezas más cortas. No podría resistirme a poner algunas de ellas en esta página:

«Deja que sea yo quien te borre a lengüetazos

ese nombre que llevas tatuado en las ingle,

un solo intento tal vez no sea suficiente, pero te garantizo que mi lengua hace milagros. Dame tiempo,

y un cojín para las rodillas».

«A veces me siento tan cargado de razón, que me hundo»

«Del pasado solo recuerdo los buenos momentos. Por eso lloro»

«Ámame sobre todas las cosas,

por ejemplo sobre la mesa, sobre la alfombra,

sobre la arena de la playa».

El último poema no tuvo voz que lo interpretase más que la de un extraño instrumento indio que Villarán rescató de un viaje que hizo a este país hace algún tiempo.

«Un sonido que dicen que cura», aseguró el Cangrejo.

¿Quién curará ahora las noches de los miércoles en el Perro Andaluz»