«Me gusta reirme de la gente que muere y padece para despertar a quienes lo consienten»
Por 27 mayo 2008
Antonio M. Jiménez
Hace unos días WEGO presentó al cómico cordobés Nacho Chaparro, que actuará en la sala Magia y Música de Sevilla el próximo miércoles a las 22:00 horas. Tiene 21 años y media carrera de «comunicología» a las espaldas (y otro cuarto como montador de escenarios, foquero y vigilante de seguridad en conciertos). Ha protagonizado un corto y presentado algún que otro programa piloto para la tele, y fue el impulsor de un proyecto inconcluso sobre la creación de una televisión digital universitaria. Le encanta la risa, por muy lista que sea.
¿Te consideras un tipo gracioso?
No pienso responder a esa pregunta
¿Cómo afrontas tu primera intervención en Magia y Música?
Con ilusión, claro. Hasta ahora siempre he actuado con las cosas demasiado de cara: Muchos conocidos entre el público o sencillamente con poca gente. Lo bueno de actuar en Magia y música es que su público asiste a muy buenos espectáculos todas las semanas y además no me conocen, así que no habrá condescendencia. No dirán «bueno, es que el chaval es muy amateur» sino que se cagarán en mi padre por haberles hecho salir de casa para nada. Es mucho más sincero y las risas que les saque también lo serán.
Y si la gente no se ríe, ¿Metralleta o recurrirás a las risas enlatadas?
Cuando dejaron de emitir «Ellas y el sexo débil» -no sé si te acuerdas, la última serie que hizo Ana obregon-. Bien, cuando dejaron de emitirla ella dijo que no se sentía fracasada porque había apostado por la calidad y no por la audiencia. Esto en castellano viene a significar «todo el mundo es tonto menos yo». Rezo al Dios mono todas las noches para no seguir los pasos de Ana y si la gente no se ríe les preguntaré si es por mi o es que andan preocupados por algo.
¿Joaquín Reyes, Faemino y Cansado, Los Morancos o Jose Luis Moreno?
Todos arrancan muchas risas, son muy buenos en lo que hacen pero lo hacen para personas distintas. El humor tiene la desventaja de ser cultura subsidiaria de otras culturas, de modo que el nivel cultural de un espectáculo depende, mucho más que en otras artes, del nivel del público. José Luis Moreno en Noche de Fiesta era sexista, facilón y populachero. Pero es que nuestra cultura aún era otra y buena parte del capital económico y creativo que llegó con el nacimiento de las televisiones privadas, con las que tenía que competir, venia de Italia, que aún hace la televisión más irresponsable y denigrante de Europa. Sin embargo también fue el responsable de Aquí no hay quien viva, que hizo mucho por legitimar la diversidad sexual e ideológica en nuestro país.
¿Cómo se hace un monólogo?
No lo sé, si alguien te responde a esto alguna vez, dímelo. Sí hay algunos ingredientes que nunca descuido. La primera parte la empleo para pactar los términos con el público, para que me conozca y entienda por qué digo qué. Después busco apoyar el grueso con algún rasgo de actualidad para que todo el mundo se sienta partícipe y un final claro para que los árboles no oculten el bosque. Lo demás es encaje de bolillos. Sobre todo es cuestión de tener cosas que decir y plantearlas de un modo original.
¿Todo vale? ¿Se te ocurre un tema sobre el que sería imposible hacer una gracia?
Ni hablar, allí donde el humor no está presente se instala el pensamiento único y no hay cosa más preocupante que que todo el mundo diga lo mismo sobre algo, porque acaba por no decirse nada. Cuando era pequeño recuerdo oir mucho durante el almuerzo que no estaba bien poner en el telediario tantas imágenes de las calamidades que ocurrían en África porque era la hora de comer. Todo el mundo estaba de acuerdo en que era muy triste pero estaban hartos de verlo. Lo que hay que hacer, o lo que yo pretendo, es que no puedan cambiar la información por entretenimiento sino que el entretenimiento siga removiéndoles las vísceras. Me gusta reírme y atacar a la gente que muere y padece para despertar a la gente que lo consiente, porque cuando nuestros pecados son por omisión parecen menos graves y poco a poco vamos haciendo del silencio un acuerdo sin cambiar nada.
¿Qué risa no merece la pena?
Ninguna. Nos reímos porque somos felices pero también al revés, esto es científico. En un mundo en el que la gente acude a terapias de grupo para reír algo falla y no seré yo quien menosprecie una risa por tonta e injustificada que sea.
¿Podrías decir algo muy muy muy gracioso sobre Nacho Chaparro?
Cuando mi madre me dio a luz yo había alcanzado casi diez meses de vida fetal. La acompañaba en el paritorio un buen amigo que nada más nacer yo le dijo «Pepa, has tenido un Gremly».