Camellos, a Fun Club: llega la fiesta presentación de Monkey Weekend

Por Nuria Sanchez

Camellos

Trabajar en un bar y tener viernes noche y sábado de descanso es un fenómeno paranormal. Así que ayer estuve en un concierto y mañana, por supuesto, voy a otro. Para el de anoche tenía las expectativas (demasiado) altas. Tened en cuenta que siempre fui muy esperanzada, y más si se trata de un discazo como La Síntesis O’Konor (Discos Laptra 2017) llevado al directo: la belleza de sus canciones tenía que ser algo de otro planeta escuchadas en vivo y yo lo sabía porque me había pegado meses y meses con ellas en los oídos, ¿el resultado?: experiencia de las buenas. Vamos, que en la fórmula no cabía error, al menos eso pensaba, y compramos las entradas. Me lo imaginaba emotivo, perfecto, y lo hacía no sé si motivada porque la última vez que El mató a un policía motorizado pasó por Sevicha me los perdí o porque la gente había puesto ese directo por las nubes no, más arriba. Escuché y leí de ese concierto linduras varias, muchas. Pero un mal jueves lo tiene cualquiera (lo pude tener yo, lo pudieron tener ellos o lo pudimos tener ambos) porque el tema es que ayer noche entré en SALA X medio llorando de la emoción y salí llorando de pena. Fue todo: un sonido, que me dejó a medias; la interpretación, que me mató; una ligera interacción con un público entregadísimo; que tuviera delante a un tío que medía el doble que yo y que (ole él) no parase de hablar (de música, claro) en toda la santa noche; un setlist mal aprovechado…  Pero mea culpa seguro, eh, que acababa de salir de currar y puede que eso me tuviera pelín mosqueada con el mundo. Hoy, mientras curraba, he vuelto a conectar con los argentinos como lo había hecho hasta antes de conocerles en directo: subiendo el volumen. Como ni todos los directos son iguales ni todos los días una es la misma, espero algún día reconciliarme con ellos y, ya de paso y a poder ser, que sea en Sevilla. O no.

Ah, unos Apartamentos Acapulco abrieron la velada y después de escucharles entré en bucle, ya no pude quitarme de la mente a Los Planetas.

Para lo de mañana tengo las expectativas igual de altas. La fiesta de presentación de Monkey Weekend (celebrada en El Puerto de Santa María) hace un llamamiento a Sevilla entera (y alrededores) y mete a Camellos en la sala más mítica de la ciudad, nuestra mimada Fun Club. El grupo que homenajea a su barrio con el título de su álbum debut, Embajadores (Limbo Starr, 2017), las tiene todas consigo para que la velada sea guapa, guapa. Los madrileños que no sólo abren los ojos ante lo cotidiano, sino que también lo ven, lo analizan y lo critican con ironía y mucho humor, quieren contagiarnos con  su punk-pop, al menos, hasta que sea momento de ver qué hacen entre los monetes los próximos 15 y 16 de junio. En sus temas se habla de todo, evitan lo mismo de siempre y reconocen que ellos son los primeros en meterse en el saco de todo lo criticable, que su intención no es la de dar ejemplo. También dicen que ojalá llegue el día en que alguien se sienta ofendido y con derecho a atacarles porque ese día significará que sus temas tienen un buen alcance. Personalmente, me encanta cuando hablan de los amiguismos que se dan dentro de la industria musical (y no musical): aluden al asunto en Puedes contar conmigo: “Trata bien a tus amigos / Sobre todo si son ricos / Si son guapos / Con contactos”. Entradas aquí