Siempre hay una carta más.
Por 24 noviembre 2014
¿Ganar o perder la partida? No lo sabremos hasta que no giremos esa última carta que tenemos en nuestras manos. La vida es un constante juego en el que hay que tomar decisiones, sólo así conseguimos avanzar. Miguel Rellán, Ginés García Millán, Luis Bermejo y Jesús Castejón son los cuatro palos de esta baraja que nos puso sobre el escenario del Teatro Central de Sevilla Pau Miró con su obra “Jugadores”, de la que es también el director.
Los cuatro hombres se reúnen en la casa (concretamente en la cocina) de uno de ellos para jugar al póquer, beber y hablar de los reveses que la vida les está dando. Es una función que nos plantea en un tono de comedia ácida la realidad que muchas personas viven. Al principio no sabemos muy bien por dónde van los tiros, sólo nos queda entregarnos a los diálogos y dejarnos sorprender.
Jesús Castejón encarna a un barbero, cuya seguridad laboral y amorosa pende de un hilo. Luis Bermejo es el actor que sigue confiando en las esperanzas del ‘para nuestro próximo montaje contaremos contigo’ y que se ha entregado a los vicios. Ginés García Millán es el enterrador, un hombre con un carácter peculiar y enamorado de una prostituta. El profesor de matemáticas es Miguel Rellán, quien dota a su personaje de una ternura exquisita. Ahogado por las deudas y por un desagradable incidente parece no comprender las cartas o pistas que la vida le va poniendo sobre sus manos.
Los personajes no tienen nombre y se llaman unos a otros por sus oficios. Poco importa cómo se llamen, pues nos interesa ver ese reflejo de nosotros mismos, del ser humano, de la vida. Son la viva imagen de la desesperación unida a la tristeza. Cuatro hombres muy diferentes pero que les une la tragedia de sentirse solos, el haber perdido todo el dinero en el casino… Sólo se tienen los unos a los otros porque en el fondo saben que son su única familia.
No hay misterio o duda que uno tenga y que no puedan resolver cualquiera de los otros tres y así, en comunión, acuerdan cometer esa locura que podría salvarles o condenarles para siempre. Una de las grandes tragedias emocionales del ser humano es la de no ser capaces de tener sentido del humor, por eso esta obra te muestra la verdad a golpe de humor inteligente y ácido. Ríes pero por dentro piensas: “¡qué razón tiene!”
“Si te miras al espejo, puedes ver el futuro” dice el profesor de matemáticas (Miguel Rellán) en un momento de la función. ¿Apostamos una carta más? A ver qué sale. Quién sabe, quizás tengamos suerte.