Ganadores del Concurso del Falla 2013
Por 9 febrero 2013
En una de las finales más discutidas que se recuerdan, a causa de las agrupaciones que se quedaron en el camino y las que sí obtuvieron su billete para el último pase, Los de gris (Lupo), La comparsa del genio (Martín), Los que están al pie del cañón («Los niños»), y Los Cabrones (Pardo) se erigieron como los grandes triunfadores al alzarse con el primer premio en chirigotas, comparsas, cuartetos y coros, respectivamente.
¿Estás de acuerdo con el fallo del jurado del COAC 2013? ¿Quiénes son para ti los ganadores del Concurso?
GANADORES FINAL DEL COAC 2013
CHIRIGOTAS
1º Los de Gris, del Lupo. 953 puntos
2º Las verdades del banquero, de Selu García Cossío. 946
3º Los Erasmus pocos y parió la abuela, de Vera Luque. 945
COMPARSAS
1º La comparsa del genio, de Antonio Martín. 976
2º Los Válidos, de Kike Remolino y José Manuel Cardoso. 968
3º El rey burlón, de Juan Fernández. 964
CUARTETOS
1º Los que están al pie del cañón, de Iván Romero. 204
2º Robin del Bosque y los demás de Ubrique, de Ángel Gago y con letra de Miguel Ángel Moreno Gomez y José Manuel Cossi Gonzalez. 187
COROS
1º Los cabrones, de Julio Pardo y Antonio Rivas. 962
2º Ustedes estáis fatá, de Morera y Guimerá. 957
3º La cañonera, de Rafael Pastrana. 948
[A continuación, crónica de la Final del Falla 2013]
Entre lo clásico y lo moderno siempre está el gris
El concurso del COAC 2013 nos puede dejar varios titulares: 1- Ser favorito o tener un gran cartel no es sinónimo de éxito; 2-Los cuplés, al igual que los bonos del Estado, cotizan cada vez más a la baja; 3– Nunca hay que enterrar a los clásicos. El primer titular lo extraemos de los varios cajonazos de agrupaciones que aspiraban a todo, desde las comparsas Los del piso de abajo, de Jesús Bienvenido, y Los gatos callejeros, de los hermanos Carapapa, hasta la chirigota del Canijo Contigo aprendí, pasando por el coro Khumbayá, de Luis Rivero. En la final aguardaba una última sorpresa.
Los cuplés, efectivamente, se encuentran más deprimidos que nunca. Lejos de avivar el ingenio de los autores, la crisis parece haber apagado la bombilla de los grandes golpes cupleteros, extendiendo de paso dos costumbres ciertamente molestas: la repetición de temas y las bromas de estilo visual.
Los viejos copleros, por otra parte, nunca mueren. Antonio Martín (con la ayuda del Morera en los cuplés) y Julio Pardo (junto a Antonio Rivas) recuperan el cetro de sus respectivas modalidades cuatro años después, cuando el primero venció con La mare que me parió y el segundo con Cuando yo me pele.
Primera parte
El encargado de abrir la Final -nos metemos en faena- fue el coro de marcianos Ustedes estáis fatá de Morera y Guimerá, cuya exquisita falseta (punteo de guitarras y bandurrias que antecede al tango) es sin duda una de las perlas de esta edición. Acompañaron su alegre puesta en escena y buen humor con letras notables, una un homenaje a los voluntarios, y otra, oída en semifinales, a la sociedad que traga, traga y vuelve a tragar. Fueron creciendo en el concurso y consiguieron auparse al segundo puesto. Todo un meritazo.
El grupo del Selu, a pesar de las duras circunstancias personales (su madre falleció poco antes de su debut en el COAC 2013), volvió a colarse a golpe de pasodoble en la Final, donde repitieron el dirigido a los políticos y piropearon al Gobierno (por conseguir que los españoles ya no hablen de fútbol y toros, sino de economía…) en el segundo. Las verdades del banquero volvieron a patinar en los cuplés (como novedad, el dedicado a la Familia Real, comparándola con Aquí no hay quien viva), que parecen atragantársele últimamente al autor, pero la suculenta ironía que desprenden sus pasodobles le confiere el título de maestro. Hacer entrañable a un personaje tan desagradable como el banquero codicioso les ha valido para revalidar el segundo puesto obtenido con las Pepis.
Martín no quería que a sus genios de barba azul se les escapara el primer premio, así que puso toda la carne en el asador con dos nuevos pasodobles: uno sobre los bancos (los otros bancos) donde brota el amor y no el dinero, y un segundo en el que narraba una supuesta rebelión de su propio grupo por cantarle tanto a la Caleta. Una manera de reivindicar su estilo frente a autores más modernos. Eliminados en el camino grandes competidores, La comparsa del genio voló hacia un nuevo trofeo, esta vez (quién lo diría hace unos años) con Ángel Subiela y Carli Brihuega en primera fila.
El jurado, como decíamos, se guardaba una última sorpresa. El cuarteto del Gago se las prometía felices con Robin del Bosque y los demás de Ubrique, en parte por la ausencia del Morera, pero principalmente porque este año sí traía un repertorio muy completo, pero volvió a quedarse con la miel en los labios.
Tras dos brillantes pases de preliminares y cuartos, sabían que debían mejorar con respecto a semifinales, y eso hicieron. La parodia, en la que hacían un repaso de la propia final en la que estaban participando, estuvo bien poblada de golpes, con ese humor marca de la casa que trata de distanciarse de lo fácil y que busca el doble sentido. El éxito parecía asegurado con el agudo popurrí (opción poco habitual en la modalidad en los últimos años), que culminó con la aparición de Emilio Tello, componente del grupo que este año se ausentó a causa de un accidente de tráfico.
Segunda parte
El primer descanso precedió a la actuación de Los cabrones, el coro de Julio Pardo basado en un célebre bucanero gaditano. La potencia vocal de la formación, difícilmente igualable, sentó las bases de su abordaje en el Gran Teatro Falla. Defendieron a ultranza a un barco de nombre Cádiz en el primer tango, y atizaron a Canal Sur por sus maneras ante el Carnaval en el segundo. Inéditos también fueron los cuplés (con cameo del Lupo y su similitud con el loro), algo que probablemente sirvió para decantar el botín a su favor.
Con un evidente nerviosismo se presentaron Los de gris, el musical confeccionado por el Lupo con sabor añejo y muy poca vergüenza. En su primera final, cantaron a las chirigotas «rivales» su primera pieza, invitándonos a disfrutar de todas ellas, y repitieron la dedicada a su barrio, La Viña, aquél que alivia sus penas con Carnaval pero que clama por mejores condiciones.
Fueron asentándose a medida que avanzaba la actuación, pero en ningún momento alcanzaron la brillantez de sus anteriores pases; ni siquiera con su nuevo cuplé, en el que su hijo va camino de banquero porque ha desahuciado a sus pinipón. Sin embargo, creo que era de justicia premiar a esta chirigota por ser la que mayor regularidad ha demostrado a lo largo del Concurso, por el carisma arrollador del Popo (ya, para los restos, Popo-John Travolta) y, por encima de todo, por ser la que ha hecho disfrutar más al público en general. Que esto es de lo que se trata.
También novato (como autor) en una de éstas era Juan Fernández, que había supuesto la gran sorpresa en comparsas con El rey burlón, una parodia de Juan Carlos de Borbón llevada a un escenario de fantasía. Estar en la final ya era un tesoro para ellos, más aún si lo unimos a la Aguja de Oro conseguida por su tipo elegante y, a la vez, como de dibujos animados (yo, particularmente, me habría quedado con los disfraces de Contigo aprendí). No obstante, se entregaron con dos nuevos pasodobles: sobre el miedo que atenaza a los hombres, uno, y de homenaje a sus hermanos, el otro.
El cuarteto de los hermanos Romero Castellón, conocido como «el de los niños», dio la gran campanada de la noche. Decepcionó un poco que Los que están al pie del cañón repitieran la mayor parte de su parodia (mezcla de las anteriores) y de su tema libre, y tampoco dieron en el clavo con los cuplés (a la relación de Teófila con el Caso Bárcenas y al Morera, para que siga con el coro), mejores en desarrollo que en remate.
Pero el punto fuerte de estos chicos, por encima de las propias letras, es su arte endiablado y su descaro, impropio de su juventud. El ciego Casimiro, pero sobretodo el Veleta, chapado a la antigua («¿Magdalenas de círculo rojo? ¡Sultanas de coco, carajo!»), y el Lerele, con su antológica rumbita de la iguana pusieron una vez más al teatro patas arriba. Se despidieron cantando de maravilla (poco frecuente en el cuarteto) esa cuarteta tan respetuosa con sus referentes en la que aspiran a seguir aprendiendo. Creo que el primer premio les pilló por sorpresa.
Tercera parte
El concurso de coros se cerró con la actuación de La cañonera, ese hermanamiento entre la chirigota gaditana y la murga tinerfeña, previa dedicatoria a la chica que resultó herida de gravedad en el Carnaval isleño. Faly Pastrana defendía título y lanzó dos tangos potentes para tratar de retener la corona: uno al circo parlamentario, relacionándolo con los payasos de la tele, y el otro renegando de andalucismo y españolidad. El movido popurrí no evitó que el coro se hubiera de conformar esta vez con la tercera posición.
Olvidado el cajonazo del año pasado con Los Hinchapelotas, aunque el público sigue aún coreando su presentación, Vera Luque se coló de nuevo en una final con Los Erasmus pocos y parió la abuela, algo que no hacía desde que obtuviera el primer premio de chirigotas con Los que van por derecho hace tres años.
Volvieron a cantar el pasodoble en el que comparan a Teófila con Ángela Merkel, y se decantaron por desmarcar a Cádiz de Europa, básicamente porque «no le hace falta». Los dos cuplés, ambos inéditos, no cuajaron: el agobio viendo Lo imposible y el fracaso de la Cumbre Iberoamericana. La verdad es que esperábamos más de ellos, sobretodo después de su gran semifinal y por el recuerdo de las agrupaciones que se quedaron a un paso de entrar en la final.
Una de esas chirigotas es la de Kike Remolino (Los recortaos), quien sin embargo sí que pudo estar presente en la última jornada gracias a su primera comparsa, Los válidos, junto a José Manuel Cardoso. Se despidieron con dos buenos pasodobles que volvieron a incidir en su idea central, la de la defensa de las personas con discapacidad. El primero, sobre su acompañante la silla de ruedas, que no sienten como un castigo sino como «una parte de su cuerpo»; en el segundo responden a aquéllos que les han acusado de una propuesta lacrimógena en busca del premio.
Su actuación dejó paso a las últimas elucubraciones del jurado, que ofreció su veredicto minutos después. Así echó el telón el Concurso de Agrupaciones Carnavalescas de 2013, un año en el que el cuplé cotizó a la baja, los maestros reivindicaron su lugar junto a los jóvenes y el gris se impuso como el color de la temporada.
Feliz Carnaval a todos.
Fotos: cadiz.es