Crónica: Micah P. Hinson en Sevilla
Por 14 junio 2010
Diego Vicente / Micah P. Hinson agotó las entradas de la sala Malandar de Sevilla la noche del 10 de Junio para presentar los temas de su último disco ‘Micah P. Hinson & The Pioneer Saboteurs’ (Full Time Hobby UK, 2010). La promotora sevillana de reciente creación ‘La Hecatombe’ consiguió que la gira española del autor americano tuviera su parada en Sevilla y así tuvimos una escusa para beber un jueves más.
Precediendo al de Memphis actuó el jerezano Dani Llamas, que toca todos los palos de la ‘americana’ y es todo un adalid de esta música con raices en nuestro país. Con sobriedad y una gran voz recorrió lo mejor de su reciente ‘Speaking thru the others’ (Red Vanette /Rocksmyass, 2009) y consiguió emocionar con una versión de James Carr: ‘Pouring Water On A Drowning Man’.
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Mr. Hinson se presentó sobre el escenario armado únicamente de su guitarra acústica que lucía la inscripción que ya tatuara Woody Guthrie en la suya: «This Machine Kills Fascists». Un micrófono estilo Memphis y una colección de cuatro pedales. Vestía chaqueta blanca, camiseta negra de ‘Activision Inc.’ (la multinacional de los videojuegos), pantalón pitillo, cinturón con hebilla de fantasía ‘Space Girls Unite! ’ (unas chicas del espacio de los comics protagonizados en los años 30 por el intrépido Buck Rogers), zapatillas Nike naranjas fluorescente, reloj de cuerda con cadena al bolsillo, sus inevitables gafas negras woodyallenescas y el anillo de casado (precisamente él, que cuentan que ya estuvo en prisión). Un look que es toda una apología de lo freak y una declaración de intenciones.
La primera canción en sonar fue ‘2s And 3s’ de su último trabajo. Una canción que tiene resonancias épicas en el disco y que en directo pierde todo ese Cinemascope para dejarla en delicioso Super8. Micah hace del ‘lo-fi’ su mejor aliado. Tenía la garganta aún turbia pero el público ya estaba entregado. Continuó con la melancolía áspera de ‘Sweetness’ y con pequeños problemas de afinación que fue subsanando.
Ya desde bien pronto empezó con los soliloquios vengativos entre canción y canción. Arremetió primero contra los aeropuertos; que si había tenido problemas con el pasaporte, que si le habían quitado la Game-Boy… La dura vida de la rockanroll star. La emprendió con ‘The Leading Guy’, que cantó con el cigarrillo en la comisura, y que acabó de forma esperpéntica con el último tercio cantado a puro grito. Una gran canción como ésta pedía algo más de contención. Regresó a su nuevo trabajo y a la cordura con ‘Stuck On The Job’ y ‘Seven Horses Seen’, que dedicó a un amigo de los viejos tiempos en quien se inspiró para componerla después de que éste ‘blew his fuckin’ face off ’. Eso es tomar el camino fácil según Micah P.
Con ‘The Fire Came Up To My Knees ’ vuelve a sus monólogos interiores. Nos recomienda el uso de boquillas para fumar, como hace él, aunque eso no nos libre de una muerte segura. En la pausas se pone a mirar el setlist como si fuera la primera vez que ve los nombres de aquellas canciones. Enlaza las enormes ‘Beneath The Rose’ y Diggin’ A Grave’ acerca de la soledad y la muerte. Emocionó con el country espiritual ‘God Is Good’, en el que un personaje abandonado por todos y rodeado de homeless sentencia que ya ni Jesús le necesita pero que en el Libro de Dios se dice que Dios es bueno. Pero Micah P. volvía a abusar de su histrionismo una y otra vez, declaraba su amor a los comics e insistía con su boquilla para fumar y en su reloj de cuerda. Se giraba constantemente hacia su mujer, que lo miraba con una mezcla de cariño y resignación desde la puerta del backstage, como a un chiquillo travieso.
Pero finalmente amainaron los cínicos parlamentos del de Memphis para poner la música en su sitio, tocando ‘The Striking Before The Storm’, que sonó muy ampulosa, vía efectos de pedal. Algo que fue de agradecer por variar el sonido monótono de todo el concierto. Después sacó del cajón su primera composición country, de aquellos ‘old times’, que en su caso también fueron ‘bad times’.
Porque este hombre que tocaba la otra noche en el programa de Buenafuente dicen que pasó primero por la cárcel y que estuvo viviendo en la indigencia. Aunque eso pertenece al personaje y preferimos centrarnos en el músico. Antes de los bises volvió a emocionar con las dudas de un hombre atrapado en ‘Caught In Between’. Micah P. Hinson viene demostrando a lo largo de estos años que es un músico inquieto y de gran talento pero quizás es el momento de que explore nuevos caminos en el directo.
Para los bises eligió con excelente gusto dos versiones. La primera, que dedicó a su esposa (“This is for my wife because i love her”), fue la romántica canción de 1961 que inmortalizara Elvis Presley: Can’t Help Falling In Love. El momento más emotivo del concierto con todo el público coreando al de Memphis y sintiéndonos un poco más cerca de Graceland. Para terminar, recordó la figura de su padre antes de interpretar en su registro más contenido ‘This Old Guitar’, de John Denver. Y Mr. Hinson se despedía. Un personaje, entre el músico y el predicador, que con sus canciones parece querer enseñarnos que estamos a media yarda del infierno, pero que nunca veremos el cielo más de cerca. Nos vemos en el camino forastero.